Año Impar
Sabiduría 6,1-11
REFLEXIÓN
Escuchad,
reyes, y entended; aprendedlo, gobernantes
prestad
atención, los que domináis los pueblos y alardeáis de multitud de súbditos
el poder os viene del Señor, y el mando, del
Altísimo:
Este
reconocimiento del poder como prestación de lo alto se puede confesar como
creencia y acción de gracias.
Pero no
tiene espacio en la concepción del estado laicista, de moda hoy como fruto de
la visión secularista del mundo, de la cultura consumista y la globalización
economicista.
Se
levantan voces de protesta, orquestada y amplificadas por los medios que
denuncian medidas neoliberales, corrupción en las finanzas públicas y privadas,
capital sin arraigo ni compromiso solidario.
Pueden
ser los signos de la oferta de un nuevo orden, aún lejano y sin configurar.
Sin
embargo, tampoco en estos movimientos se da una confesión sobre la autoridad
como don del Señor, y más bien se pueden identificar tendencias de una lucha de
poder para servirse de él.
Lo
irónico es que también en los estados teocráticos de diferentes signos, el
poder aliena tanto, que sus detentores, aunque den gracias y reconozcan el don,
no logran servir en vez de dominar.
La
responsabilidad de la ausencia o debilitamiento de esa creencia tiene asidero
parcialmente en las religiones organizadas, quienes han ejercido frecuentemente
el poder como dominación y no como servicio.
Así a la
tentación de opresión que late en la raza humana se suma la falta de testimonio
eficaz de quienes han hecho mal uso del poder, en nombre de una creencia o
ideología con apariencia de santa.
a
los encumbrados se les juzga implacablemente.
No
siempre, ni suficientemente en este mundo, lo cual es una realidad frustrante,
que clama justicia y una vida más, para que se den cuentas y se afronte la
responsabilidad.
A
los más humildes se les compadece y perdona
Las
víctimas de algún tipo de poder opresivo son dignas de compasión y tolerancia
en sus debilidades y faltas. Incluso en sus réplicas de prepotencia, según su
grado de sensibilidad y conciencia.
En
alguna forma todos formamos parte de alguna cadena de opresión que nos da un
porcentaje de victimización.
Pero
hacer de esta pre-condición un derecho o licencia para hacer daño es
reprobable.
Quién
sabrá entonces administrar tal justicia proporcionada a la responsabilidad?
Entendemos cotidianamente que nosotros no vemos esa justicia por ningún lado,
sino meros atisbos, esbozos y ensayos.
Salmo responsorial: 81
REFLEXIÓN
"Proteged
al desvalido y al huérfano, / haced justicia al humilde y al necesitado, /
defended al pobre y al indigente, / sacándolos
de las manos del culpable."
No se
los debe sacar sin que la víctima aprenda a reconocer en sí mismo el mecanismo
que lo llevará a replicar en otros el daño sufrido.
Como
víctimas de una u otra suerte hemos de aprender que en el reino la justicia no
es un derecho que se presta a la exigencia de activistas, insaciables en su
venganza, sino un don que nos transforma en pacificadores que conviven en
fraternidad.
Lucas 17,11-19
REFLEXIÓN
"Jesús,
maestro, ten compasión de
nosotros."
Por su
actividad: hechos y palabras, Jesús era llamado en muchas formas.
Pero
renuente a llamarse con algún título preferencial, excepto el que aparece en el
texto que habla de la confesión de Pedro.
"Id a
presentaros a los sacerdotes".
De qué le hubiera servido a los leprosos
estar sanos por la intervención sanadora de Jesús, sin la declaratoria de
sanidad por parte de los funcionarios que los reintegraba a la convivencia
social?
Un poco debiéramos reflexionar sobre este
modo de actuar como un paradigma social: lo que se intenta curar y reversar es
la enfermedad, el daño, el pecado, no el orden capaz de reconocer la sanación.
Se trata de restituir la autonomía de la creación.
La
agitación social también requiere ser discernida a fin de determinar su sentido
final: lo que aporta es destrucción o sanación de la convivencia?
Como nos
enseña Ignacio de Loyola en las reglas de discernimiento de espíritus, la
consolación, en cuanto soplo del Espíritu, es un proceso que ha de ser vigilado
en el principio, medio y fin, para certificar que ha desembocado en una
verdadera transformación y no la ha desviado el enemigo por el camino.
Uno
de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos
y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias
La prioridad, alabada por Jesús al leproso
curado, estuvo en volverse a agradecer antes que llegar al sacerdote que
declaraba limpio, con lo cual se reintegraría a la sociedad.
Esta prioridad aparece por diferentes partes
en los evangelios: la prioridad del Reino, la prioridad de los pecadores
arrepentidos, la prioridad de la misericordia sobre los sacrificios del templo,
la prioridad del ser humano sobre el sábado. La prioridad del Señor sobre el
Estado benefactor, porque éste lo es como don y tarea, no como atributo
absoluto e indiscutible.
Este era un
samaritano
Lucas escoge un símbolo de heterodoxia para
los judíos y así dar a entender lo bien que viene agradecer la sanación, que
está al alcance de todos.
Una lección para nosotros sobre quiénes, de
verdad, advierten el paso del Señor en su vida y lo agradecen.
No son necesariamente los publicitados
paradigmas de perfección y ortodoxia.
Una viejita que enciende una vela en la
capilla semioscura de una iglesia, pero no asiste a la misa dominical, por
cuidar a su hijo postrado, alaba y da gracias al Señor quizá más sinceramente,
que los que cumplen tenaz pero rutinariamente el precepto.
¿No ha vuelto más
que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate,
vete; tu fe te ha salvado
Alguien que no es del círculo íntimo nos
enseña más que los de dentro del círculo íntimo de Jesús.
A pesar de ir con fe suficiente para ser
curados, no completaron el proceso con acción de gracias, para una salvación
completa, que consiste en el reconocimiento de Jesús de Nazareth en nombre de
su Padre.
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