jueves, 11 de noviembre de 2021

BEATO CARLO

EN LA CARNE DE CARLO CONOCIÓ EL ESPIRITU DE JESÚS 
 
De la homilía de un autor del siglo segundo
(Caps. 13, 2-14, 5: Funk 1,159-161)

LA IGLESIA VIVA ES EL CUERPO DE CRISTO

Dice el Señor: Todo el día, sin cesar, ultrajan mi nombre entre las naciones; y también
en otro lugar: ¡Ay de aquel por cuya causa ultrajan mi nombre! ¿Por qué razón ultrajan el
nombre de Dios? Porque nuestra conducta no concuerda con lo que nuestros labios
proclaman. Los paganos, en efecto, cuando escuchan de nuestros labios la palabra de
Dios, quedan admirados de su belleza y sublimidad; pero luego, al contemplar nuestras
obras y ver que no concuerdan con nuestras palabras, empiezan a blasfemar, diciendo que
todo es fábula y mentira.
Cuando nos oyen decir que Dios afirma: Si amáis sólo a los que os aman no es grande
vuestro mérito, pero grande es vuestra virtud si amáis a vuestros enemigos y a quienes os
odian, se llenan de admiración ante la sublimidad de estas palabras; pero luego, al
contemplar cómo no amamos a los que nos odian y que ni siquiera sabemos amar a los
que nos aman, se ríen de nosotros, y con ello el nombre de Dios es blasfemado.

Así, pues, hermanos, si cumplimos la voluntad de Dios, perteneceremos a la Iglesia
primera, es decir, a la Iglesia espiritual, que fue creada antes que el sol y la luna; pero, si
no cumplimos la voluntad del Señor, seremos de aquellos de quienes afirma la Escritura:
Vosotros convertís mi casa en una cueva de bandidos. Por tanto, procuremos pertenecer a
la Iglesia de la vida, para alcanzar así la salvación.
Creo que no ignoráis que la Iglesia viva es el cuerpo de Cristo. Dice, en efecto, la
Escritura: Creó Dios al hombre; hombre y mujer los creó, el hombre es Cristo, la mujer es
la Iglesia; ahora bien, los escritos de los profetas y de los apóstoles nos enseñan también
que la Iglesia no es de este tiempo, sino que existe desde el principio; en efecto, la Iglesia
era espiritual como espiritual era el Señor Jesús, pero se manifestó visiblemente en los
últimos tiempos para llevarnos a la salvación.
Esta Iglesia que era espiritual se ha hecho visible en la carne de Cristo, mostrándonos
con ello que, si nosotros conservamos intacta esta Iglesia por medio de nuestra carne, la
recibiremos en el Espíritu Santo, pues nuestra carne es como la imagen del Espíritu, y
nadie puede gozar del modelo si ha destruido su imagen. Todo esto quiere decir,
hermanos, lo siguiente: Conservad con respeto vuestra carne, para que así tengáis parte
en el Espíritu. Y, si afirmamos que la carne es la Iglesia y el Espíritu es Cristo, ello significa
que quien deshonra la carne deshonra la Iglesia, y este tal no será tampoco partícipe de
aquel Espíritu, que es el mismo Cristo. Con la ayuda del Espíritu Santo, esta carne puede,
por tanto, llegar a gozar de aquella incorruptibilidad y de aquella vida que es tan sublime,
que nadie puede explicar ni describir, pero que Dios ha preparado para sus elegidos.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

MIÉRCOLES 32 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Sabiduría 6,1-11



REFLEXIÓN

Escuchad, reyes, y entended; aprendedlo, gobernantes

prestad atención, los que domináis los pueblos y alardeáis de multitud de súbditos

el poder os viene del Señor, y el mando, del Altísimo:

Este reconocimiento del poder como prestación de lo alto se puede confesar como creencia y acción de gracias.

Pero no tiene espacio en la concepción del estado laicista, de moda hoy como fruto de la visión secularista del mundo, de la cultura consumista y la globalización economicista.

Se levantan voces de protesta, orquestada y amplificadas por los medios que denuncian medidas neoliberales, corrupción en las finanzas públicas y privadas, capital sin arraigo ni compromiso solidario.

Pueden ser los signos de la oferta de un nuevo orden, aún lejano y sin configurar.

Sin embargo, tampoco en estos movimientos se da una confesión sobre la autoridad como don del Señor, y más bien se pueden identificar tendencias de una lucha de poder para servirse de él.

Lo irónico es que también en los estados teocráticos de diferentes signos, el poder aliena tanto, que sus detentores, aunque den gracias y reconozcan el don, no logran servir en vez de dominar.

La responsabilidad de la ausencia o debilitamiento de esa creencia tiene asidero parcialmente en las religiones organizadas, quienes han ejercido frecuentemente el poder como dominación y no como servicio.

Así a la tentación de opresión que late en la raza humana se suma la falta de testimonio eficaz de quienes han hecho mal uso del poder, en nombre de una creencia o ideología con apariencia de santa.

a los encumbrados se les juzga implacablemente.

No siempre, ni suficientemente en este mundo, lo cual es una realidad frustrante, que clama justicia y una vida más, para que se den cuentas y se afronte la responsabilidad.

A los más humildes se les compadece y perdona

Las víctimas de algún tipo de poder opresivo son dignas de compasión y tolerancia en sus debilidades y faltas. Incluso en sus réplicas de prepotencia, según su grado de sensibilidad y conciencia.

En alguna forma todos formamos parte de alguna cadena de opresión que nos da un porcentaje de victimización.

Pero hacer de esta pre-condición un derecho o licencia para hacer daño es reprobable.

Quién sabrá entonces administrar tal justicia proporcionada a la responsabilidad? Entendemos cotidianamente que nosotros no vemos esa justicia por ningún lado, sino meros atisbos, esbozos y ensayos.

Salmo responsorial: 81



REFLEXIÓN

"Proteged al desvalido y al huérfano, / haced justicia al humilde y al necesitado, / defended al pobre y al indigente, / sacándolos de las manos del culpable."

No se los debe sacar sin que la víctima aprenda a reconocer en sí mismo el mecanismo que lo llevará a replicar en otros el daño sufrido.

Como víctimas de una u otra suerte hemos de aprender que en el reino la justicia no es un derecho que se presta a la exigencia de activistas, insaciables en su venganza, sino un don que nos transforma en pacificadores que conviven en fraternidad.

Lucas 17,11-19



REFLEXIÓN

"Jesús, maestro, ten compasión de nosotros."

Por su actividad: hechos y palabras, Jesús era llamado en muchas formas.

Pero renuente a llamarse con algún título preferencial, excepto el que aparece en el texto que habla de la confesión de Pedro.

"Id a presentaros a los sacerdotes".

De qué le hubiera servido a los leprosos estar sanos por la intervención sanadora de Jesús, sin la declaratoria de sanidad por parte de los funcionarios que los reintegraba a la convivencia social?

Un poco debiéramos reflexionar sobre este modo de actuar como un paradigma social: lo que se intenta curar y reversar es la enfermedad, el daño, el pecado, no el orden capaz de reconocer la sanación. Se trata de restituir la autonomía de la creación.

La agitación social también requiere ser discernida a fin de determinar su sentido final: lo que aporta es destrucción o sanación de la convivencia?

Como nos enseña Ignacio de Loyola en las reglas de discernimiento de espíritus, la consolación, en cuanto soplo del Espíritu, es un proceso que ha de ser vigilado en el principio, medio y fin, para certificar que ha desembocado en una verdadera transformación y no la ha desviado el enemigo por el camino.

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias

La prioridad, alabada por Jesús al leproso curado, estuvo en volverse a agradecer antes que llegar al sacerdote que declaraba limpio, con lo cual se reintegraría a la sociedad.

Esta prioridad aparece por diferentes partes en los evangelios: la prioridad del Reino, la prioridad de los pecadores arrepentidos, la prioridad de la misericordia sobre los sacrificios del templo, la prioridad del ser humano sobre el sábado. La prioridad del Señor sobre el Estado benefactor, porque éste lo es como don y tarea, no como atributo absoluto e indiscutible.

Este era un samaritano

Lucas escoge un símbolo de heterodoxia para los judíos y así dar a entender lo bien que viene agradecer la sanación, que está al alcance de todos.

Una lección para nosotros sobre quiénes, de verdad, advierten el paso del Señor en su vida y lo agradecen.

No son necesariamente los publicitados paradigmas de perfección y ortodoxia.

Una viejita que enciende una vela en la capilla semioscura de una iglesia, pero no asiste a la misa dominical, por cuidar a su hijo postrado, alaba y da gracias al Señor quizá más sinceramente, que los que cumplen tenaz pero rutinariamente el precepto.

¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado

Alguien que no es del círculo íntimo nos enseña más que los de dentro del círculo íntimo de Jesús.

A pesar de ir con fe suficiente para ser curados, no completaron el proceso con acción de gracias, para una salvación completa, que consiste en el reconocimiento de Jesús de Nazareth en nombre de su Padre.

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