miércoles, 22 de diciembre de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

LA MADRE DE CARLO SE CONVIRTIÓ AL MENSAJE DE SU HIJO Y CONFIRMÓ SU ENTREGA A DIOS

22 de diciembre

San Beda el Venerable Sobre el evangelio de san Lucas 1,46-55

Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: Israel es mi siervo, y yo lo amo. Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con el profeta: Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los que siguieron las huellas de su fe, lo mismo dentro que fuera de Israel. Pues Abrahán había creído antes de la circuncisión, y su fe le fue tenida en cuenta para la justificación. De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa. Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan, para que, así como el pecado empezó por medio de las mujeres, también los bienes comiencen por ellas, y la vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación.

REFLEXIÓN

La acción de gracias de la Virgen, requiere una conciencia especial, en la que reconoce que ha sido promovida a un estado inaudito de gloria y gracia, ni pensado ni soñado ni querido. Agraciada en el límite que exclama María implica una medida no conocida, una dimensión no penetrada, una perspectiva global del mundo, la historia de salvación y su puesto en ello, más allá de toda consideración posible a ser o mujer humana precedente. María inaugura una visión trascendente absoluta porque identifica plenamente al Hacedor del don y en ella el grado máximo de elección. Por eso de la conciencia de María surge el anonadamiento ensimismado que la conduce a un corazón que medita y guarda para distribuir a su tiempo la sabiduría de Dios.

martes, 21 de diciembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Feria privilegiada de Navidad 21 de Diciembre

Cantar de los cantares 2,8-14



REFLEXIÓN

Habla mi amado y me dice: "¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura."

 

Extracciones de la encíclica Deus Charitas Est , Dios es amor, de Benedicto XVI, de 2005

Introducción

Aunque el tema de esta Encíclica se concentra en la cuestión de la comprensión y la praxis del amor en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, no podemos hacer caso omiso del significado que tiene este vocablo en las diversas culturas y en el lenguaje actual

Sin embargo, en toda esta multiplicidad de significados destaca, como arquetipo por excelencia, el amor entre el hombre y la mujer, en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma, y en el que se le abre al ser humano una promesa de felicidad que parece irresistible, en comparación del cual palidecen, a primera vista, todos los demás tipos de amor

se trata más bien de una misma palabra que utilizamos para indicar realidades totalmente diferentes?

« Eros » y « agapé », diferencia y unidad

Digamos de antemano que el Antiguo Testamento griego usa sólo dos veces la palabra eros, mientras que el Nuevo Testamento nunca la emplea: de los tres términos griegos relativos al amor —eros, philia (amor de amistad) y agapé—, los escritos neotestamentarios prefieren este último, que en el lenguaje griego estaba dejado de lado. El amor de amistad (philia), a su vez, es aceptado y profundizado en el Evangelio de Juan para expresar la relación entre Jesús y sus discípulos. Este relegar la palabra eros, junto con la nueva concepción del amor que se expresa con la palabra agapé, denota sin duda algo esencial en la novedad del cristianismo, precisamente en su modo de entender el amor.

El cristianismo, según Friedrich Nietzsche, habría dado de beber al eros un veneno, el cual, aunque no le llevó a la muerte, le hizo degenerar en vicio.[1] El filósofo alemán expresó de este modo una apreciación muy difundida: la Iglesia, con sus preceptos y prohibiciones, ¿no convierte acaso en amargo lo más hermoso de la vida? ¿No pone quizás carteles de prohibición precisamente allí donde la alegría, predispuesta en nosotros por el Creador, nos ofrece una felicidad que nos hace pregustar algo de lo divino?

En efecto, las prostitutas que en el templo debían proporcionar el arrobamiento de lo divino, no son tratadas como seres humanos y personas, sino que sirven sólo como instrumentos para suscitar la « locura divina »: en realidad, no son diosas, sino personas humanas de las que se abusa. Por eso, el eros ebrio e indisciplinado no es elevación, « éxtasis » hacia lo divino, sino caída, degradación del hombre

entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra existencia cotidiana. Pero, al mismo tiempo, se constata que el camino para lograr esta meta no consiste simplemente en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni « envenenarlo », sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza.

ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. Únicamente de este modo el amor —el eros— puede madurar hasta su verdadera grandeza.

El eros, degradado a puro « sexo », se convierte en mercancía, en simple « objeto » que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía. En realidad, éste no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo. Por el contrario, de este modo considera el cuerpo y la sexualidad solamente como la parte material de su ser, para emplearla y explotarla de modo calculador

¿Cómo hemos de describir concretamente este camino de elevación y purificación? ¿Cómo se debe vivir el amor para que se realice plenamente su promesa humana y divina? Una primera indicación importante podemos encontrarla en uno de los libros del Antiguo Testamento bien conocido por los místicos, el Cantar de los Cantares. Según la interpretación hoy predominante, las poesías contenidas en este libro son originariamente cantos de amor, escritos quizás para una fiesta nupcial israelita, en la que se debía exaltar el amor conyugal. En este contexto, es muy instructivo que a lo largo del libro se encuentren dos términos diferentes para indicar el « amor ». Primero, la palabra « dodim », un plural que expresa el amor todavía inseguro, en un estadio de búsqueda indeterminada. Esta palabra es reemplazada después por el término « ahabá », que la traducción griega del Antiguo Testamento denomina, con un vocablo de fonética similar, « agapé », el cual, como hemos visto, se convirtió en la expresión característica para la concepción bíblica del amor. En oposición al amor indeterminado y aún en búsqueda, este vocablo expresa la experiencia del amor que ahora ha llegado a ser verdaderamente descubrimiento del otro, superando el carácter egoísta que predominaba claramente en la fase anterior. Ahora el amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca.

 

Hay que asumir congruentemente que, nuestra unidad en la persona, de cuerpo y alma, se actúa en el amor libre.

Una eros en tránsito a ágape, madurando históricamente, procesualmente, en decisiones discernidas para exprimir nuestra libertad.

La misión más seria y trascendente que nos han delegado como humanidad es la maduración del amor a través de la libertad.

Padres, educadores, líderes de todo tipo deberán dar cuenta ante todo de las provisiones y oportunidades surtidas para el crecimiento de sus pequeños en el amor libre.

Enfrente de esta misión del reino del Padre, que es amor, están anticristos como el poder, que hace del amor una mercancía o un objeto, cambiable por otro.

Es crucial caminar la senda del amor en maduración, por libre opción, único que dignifica la persona.

Un texto que habla de una realidad común pero extraordinaria en su manifestación: el amor que va más allá de la muerte. Porque la muerte pasa pero el amor queda y hace vivos los recuerdos.

Una realidad cantada y glorificada pero también amargamente maldecida desde muy antiguo. Y no se desgasta ni pasa de moda.

Porque es un algo que une los seres y los funde siquiera por un fragmento del tiempo. Pero también se llora cuando hay traición o falta correspondencia.

Dónde radica su fuerza perenne? Porque es un magnetismo que puede expresar un “tú” único, intransferible y dar paso a una identidad compartida.

El dolor que sobreviene del amor fracasado muestra la crisis o la ruina del reconocimiento del propio valor.

Pero hay algo más: esta energía según la Palabra viene de Dios como una fuente, con la salvedad que la iniciativa de echarla a andar vino de Él.

El Señor nos amó primero y como muestra definitiva nos entregó a su Hijo.

Y su Hijo no amó como humano.

En lenguaje figurado, erótico, se puede tomar como el llamado entrañable y conmovedor que el Señor hace a nuestro ser para atraerlo desde lo más profundo, el cual produce una afectación en el espíritu más propia de un enamoramiento: sensibilidad y apego intenso con repercusiones sensibles, y al que se identifica como consolación.

Salmo responsorial: 32



REFLEXIÓN

cantadle un cántico nuevo,

el amor como el vino alegra el corazón y el canto muestra esa alegría.

El plan del Señor subsiste por siempre, / los proyectos de su corazón, de edad en edad

Plan y proyecto son el designio del amor libre. Nos distingue que pertenezcamos a su plan. Lo hacemos en la medida que amamos como personas: en cuerpo y espíritu.

Lo que proyecta viene desde su amor que nos dignifica.

Lucas 1,39-45



REFLEXIÓN

María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel

La mujer que más supo del Amor hasta el extremo de darle cobijo en su entrañas, no lo reserva para sí sola, por fuerza de ese mismo don. Lo comparte con gozo.

Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá

Así la madre de los creyentes de su hijo, nos precede en el camino de la fe que se transforma en amor libre.

Creer es amar. La dicha de amar contra toda adversidad y limitación.

Por la fe se accede a un plano de realidad que resulta como la antimateria: casi no se puede verificar que tal cosa existe.

Sólo la persistente solidez de tal realidad y el gozo que irradia, son testigos de su frágil, opaca y luminosa viabilidad.

No se sostiene en evidencias que satisfagan el razonamiento exacto.

Y no se libra uno de la incomodidad de estar en un reino tildado de mitológico, o bajo sospecha de manipulaciones subjetivas.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1473256112170446851?s=20