jueves, 17 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 6 de tiempo ordinario

Santiago 2,1-9



REFLEXIÓN

la acepción de personas

¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman?

el otro es un pobre andrajoso

Santiago a pesar de su exigencia mosaica a los gentiles cristianos, modificó su posición, pero rogó a Pablo por sus pobres. Que no los olvidaran.

Y así Pablo solicitaba colectas a sus comunidades para los pobres de Jerusalén.

Santiago tenía en el corazón a los pobres y como vemos en su carta los pobres eran andrajosos.Eso era más importante que los preceptos mosaicos e iba contra el criterio mundano de preferir los no pobres sobre los pobres.

No hay medias tintas en la consideración de quién es el pobre del reino. Como es una palabra dura y va contra nuestra natural discriminación tendemos a camuflar el pobre histórico con el pobre en espíritu.

Porque somos sagaces en desvirtuar y distorsionar la buena nueva de Jesús de Nazareth.

si mostráis favoritismos, cometéis un pecado y la Escritura prueba vuestro delito

Si una etnia empobrecida se queda sin agua porque otros hacen negocios con hidroeléctricas, se está haciendo favoritismo.

Por eso la fe va con la justicia no con la discriminación. Frente a esta palabra no hay descanso y la llamada a la conversión es permanente.

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

los humildes lo escuchen y se alegren.

Porque la Palabra los defiende. Y la Palabra es para ellos, que saben escuchar.

Porque escucharla es poner, como Abraham más la confianza en Él que en las propias fuerzas.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias.

Si hoy la opinión pública es más favorable a mostrarse activamente a favor de ciertos derechos de los pobres es porque el Espíritu activa más las conciencias y éstas son más receptivas a la Palabra que junta fe con justicia.

Marcos 8, 27-33



REFLEXIÓN

"Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas."

Con Jesús de Nazaret se revivía todo el folklore de personajes míticos que intervinieron en la historia del pueblo para ayudarlo en sus necesidades.

Los discípulos eran la caja de resonancia de estos rumores.

Y si no es por el Espíritu, no logra Pedro dar con la identidad propia de Jesús.

Porque Pablo dice que ni “Jesús” se puede decir sin el Espíritu.

Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías."

Su identidad no es como la de un líder destacado al que se decide uno seguir.Aunque esto puede parecerse.

Sino un don de lo alto o de lo profundo, para encontrar a Jesús en el recodo del camino de la existencia con el carisma de Pedro.

"¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!"

El carisma de Pedro forma parte de un díptico en el que aparece también la tentación de Pedro, el negativo del positivo, como en toda nuestra realidad de materia y anti-materia.

Y quien nos ayuda en la identidad de Jesús, también puede desviarnos. Es decir que no estamos eximidos de nuestra responsabilidad de encarar a Pedro como lo hizo Pablo en su momento.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1494276016747028481?s=20&t=f8dwrCdkBhCzjeh5_wDCSw

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

LA SANTIDAD EN LOS MÁS JÓVENES TAMBIÉN ESTÁ AUTENTICADA POR LA CRUZ DE JESÚS

Jueves, VI semana

San Ambrosio Comentarios sobre los salmos 36, 65-66

En todo momento, tu corazón y tu boca deben meditar la sabiduría, y tu lengua proclamar la justicia, siempre debes llevar en el corazón la ley de tu Dios. Por esto, te dice la Escritura. Hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. Hablemos, pues, del Señor Jesús, porque él es la sabiduría, él es la palabra, y Palabra de Dios. Porque también está escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Por él anhela quien repite sus palabras y las medita en su interior. Hablemos siempre de él. Si hablamos de sabiduría, él es la sabiduría; si de virtud, él es la virtud; si de justicia, él es la justicia; si de paz, él es la paz; si de la verdad, de la vida, de la redención, él es todo esto. Está escrito: Abre tu boca a la palabra de Dios. Tú ábrela, que él habla. En este sentido dijo el salmista: Voy a escuchar lo que dice el Señor, y el mismo Hijo de Dios dice: Abre tu boca que te la llene.

REFLEXIÓN

De nuestra parte existe la potencialidad de constituirnos en boca prestada para la Palabra de Dios. Tal es posible si nuestra disposición para con ella es hacerla  centro de nuestro querer, entender, discurrir, aconsejar y decidir. Si toda nuestra sabiduría humana se ofrece como plataforma para ser relanzada en sabiduría de Dios.

Pero no todos pueden percibir la sabiduría en toda su perfección, como Salomón o Daniel; a todos, sin embargo, se les infunde, según su capacidad, el espíritu de sabiduría, con tal de que tengan fe. Si crees, posees el espíritu de sabiduría.

REFLEXIÓN

Es una posibilidad democrática, abierta al pueblo que la quiera vivir, sin distinción de ningún tipo. Pero si se vive de fe. Si se cree en la Palabra de Dios, si se cree que ella puede habitar en nosotros como lo hace en su Hijo. Si se cree que somos llamados a colaborarle como boca de su mensaje.

Por esto, medita y habla siempre las cosas de Dios, estando en casa. Por la palabra casa podemos entender la iglesia o, también, nuestro interior, de modo que hablemos en nuestro interior con nosotros mismos. Habla con prudencia, para evitar el pecado, no sea que caigas por tu mucho hablar. Habla en tu interior contigo mismo como quien juzga. Habla cuando vayas de camino, para que nunca dejes de hacerlo. Hablas por el camino si hablas en Cristo, porque Cristo es el camino. Por el camino, háblate a ti mismo, habla a Cristo. Atiende cómo tienes que hablarle: Quiero –dice– que los hombres recen en cualquier lugar alzando las manos limpias de iras y divisiones. Habla, oh hombre, cuando te acuestes, no sea que te sorprenda el sueño de la muerte. Atiende cómo debes hablar al acostarte: No daré sueño a mis ojos, ni reposo a mis párpados, hasta que encuentre un lugar para el Señor, una morada para el Fuerte de Jacob. Cuando te levantes, habla también de él, y cumplirás así lo que se te manda.

REFLEXIÓN

Hemos de hablar incesantemente la Palabra de Dios para que este proceso de radicarla en nuestro centro profundo, y darle salida con nuestra boca y sabiduría no se detenga en su transformación para la vida nueva.

Fíjate cómo te despierta Cristo. Tu alma dice: Oigo a mi amado que llama, y Cristo responde: Ábreme, amada mía. Ahora ve cómo despiertas tú a Cristo. El alma dice: ¡Muchachas de Jerusalén, os conjuro que no vayáis a molestar, que no despertéis al amor! El amor es Cristo.