Sábado 22
de tiempo ordinario Año Par
1Corintios 4, 6b-15
REFLEXIÓN
tendréis mil
tutores en Cristo, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo
quien os ha engendrado para Cristo Jesús
Pablo vive la amargura de una comunidad que él se esforzó en formar, pero
que prefiere el estilo de otros apóstoles o ministros, olvidando ingratamente
el esfuerzo y dolor que él ha invertido.
Es un reclamo justo,
que se podría tomar por una celotipia neurótica o histérica. Pero tiene un
fundamento también en Cristo.
El amor de un apóstol en el trabajo
del evangelio cuenta, y no debiera quedar ridiculizado o banalizado, para su
humillación, ridiculización y molestia.
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Pero hay unas
gratificaciones, como la cantidad de aves que llegan al alimento que se les
ofrece diariamente, y lo devoran, revolotean y trinan.
Es un espectáculo de vida y una
visión de las vidas en sus diferentes niveles de complejidad, sirviendo una a
la transformación de otra, con el resultado de energía, esplendor y alegría.
La creación tiene un ordenamiento
vivificante, y no entiende uno cómo se puede dejar de ver la muestra de Alguien
amoroso abrazándonos con sus gestos de cercanía y protección.
Si a estas aves así se les propicia
sustento, cómo no pensar que nosotros somos aún más protegidos y amados.
Salmo
responsorial: 144
REFLEXIÓN
cerca está
el Señor de los que lo invocan, / de los que lo invocan sinceramente
No todo invocar es garantía de
sinceridad. Incluso esto es don de Dios.
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Su
Espíritu gime en nosotros, y para ganar esa sinceridad debemos alinearnos y
coincidir con Él.
Satisface los deseos de sus fieles, / escucha sus
gritos, y los salva
Sucede que ni nos acordamos, cuando
somos gratificados en la vida, que pedimos algo así. Quizá pensamos que ha
ocurrido porque sí.
todo viviente bendiga su santo nombre
Decir bien, ben-decir, de Dios es
inevitable si miramos a través de las contingencias en la existencia cotidiana.
Nos daríamos cuenta que se evoluciona
un diálogo amoroso de mutua complacencia.
Lucas 6,1-5
REFLEXIÓN
"¿Por qué hacéis en sábado lo que no está
permitido?"
Haciendo ver que está fuera de la
ley, porque trabajan en día de descanso.
La ley de Dios, el descanso, pasa por
la reglamentación cultural humana, estableciendo los tipos de actividad
permitida y no permitida
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en relación al descanso como memoria
del Señor.
Jesús destraba la legislación
cultural de la vinculación absoluta a la voluntad de Dios, e introduce una
distancia crítica, propiciada por una necesidad humana básica: el hambre de los
discípulos.
"¿No
habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Pero Jesús revela
otro enfoque más fundamental: la necesidad de comida en sí es una ley
prioritaria.
"El Hijo del hombre es señor del sábado."
El Hijo del Hombre es Jesús que
reordena las prioridades, pero es todo hombre que fundamenta sus decisiones en
satisfacer las necesidades fundamentales: pan, salud, casa, educación.
El hijo del hombre que revela al
Padre y su voluntad, y el hijo del hombre que pertenece a la nueva humanidad
que genera esa filiación.
No es libertad para escapar la ley,
que es palabra de Dios, sino para interpretarla mejor, para ir
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más a fondo, y para cumplir más
cabalmente.
Quien
la hizo, la sabe leer mejor:
Señor del Sábado.
Puede que nos conforte saber que podemos
vivir en pecado según la ley, pero es posible que no estemos violando la ley,
al menos en una forma que nos aparte del amor del Padre. Y nos da miedo
atrevernos a pensar así porque violar la ley nos hace sentir culpables, y
sugiere cosas terribles si se viola.
Sentimos ir en una navecita en medio
de un mar tensamente calmo, que a ratos se turba.
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