3 de Enero de
Antes de Epifanía
1Juan 2,29-3,6
REFLEXIÓN
todo el que obra la justicia(poion ten dikaiosinen:construye la justicia divina)
ha nacido de él
El ideal de justo en el judaísmo lo encarnaba la persona que
era fiel a la ley como alianza de amor reverencial con el Señor y se dejaba
palpar en la vida corriente en las obras de misericordia: dar limosna, dar de
comer al hambriento, de beber al sediento, alivio a los enfermos…
Un ejemplo colectivo de esa calidad de justos la tenían en
tiempo de Jesús los fariseos, con quien él compartía algunos puntos de vista.
Pero Jesús, con probabilidad histórica, y sus seguidores
después cuando fueron perseguidos, confrontaron y denunciaron los fariseos como
hipócritas: sepulcros blanqueados, justicia de apariencia.
Y el énfasis del justo y su construcción de justicia se ubicó
en la sinceridad, en la consistencia, en la congruencia entre el corazón
profundo de la persona y la buena obra que practicaba.
Este es el desafío que nos deja el seguimiento con Jesús: una
construcción sincera y no hipócrita de la justicia. La justicia que construimos
en nombre de la fe que vivimos en Jesús debe congruir con las decisiones y
acciones justas emprendidas.
A esta luz resulta aleccionador desde el enfoque de la
espiritualidad ignaciana la insistencia en la oración y el examen de la misma y
de la vida, cada día.
Se trata de un compromiso de juicio sobre la sinceridad de
las cosas buenas que emprendo por fe. Porque puedo simular el bien y
autoengañarme.
aún no se ha manifestado lo que seremos
La calidad de honestidad, sinceridad y congruencia del
corazón creyente y sus acciones será puesta a prueba en las persecuciones,
incomprensiones, aflicciones.
Para que nos despojemos de la insinceridad y nos purifiquemos
en nuestro seguimiento amoroso del Señor.
No hay contingencia humana mirada como historia de salvación
que no se ordene a tal fin.
Es en este esfuerzo de construcción que nos vamos
manifestando procesualmente como hijos de Dios, nacidos de su Espíritu.
Todo el que tiene esperanza en él se purifica
a sí mismo, como él es puro
Esta construcción es un rudo trabajo cotidiano y por eso se
alienta con la esperanza de conseguir el fin, que es la pureza de la
sinceridad.
Nuestros escándalos de todo tiempo, pero exacerbados
mediáticamente en la actualidad, pueden robarnos la esperanza de alcanzar la
sinceridad. Eso quiere el anti-cristo para seguir aparentando demoler el reino
de la buena nueva.
Salmo responsorial: 97
REFLEXIÓN
Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha
hecho maravillas
La esperanza ayuda a la fe en su construcción de una justicia
sincera, porque inspira la acción de gracias ante las maravillas que proceden
del Señor.
Juan 1,29-34
REFLEXIÓN
Éste es aquel de quien yo dije: "Tras de
mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que
yo."
Juan Bautista pertenece a la clase de hombres de fe, que
procesualmente construye la justicia con sinceridad y esperanza.
No obstante la calidad de su entrega a la misión de reunir el
pueblo de Dios para su purificación final, es capaz de reconocer que tiene
límites, que no es perfecto, que debe dar paso a Alguien que quita el pecado
del mundo.
Las personas que ostentan un índice elevado de comunión con
el Señor y que conocemos por la historia de los santos, anteriores y actuales,
junto a su construcción de justicia manifiestan un alto grado de autocrítica.
Así se mantienen en el proceso de purificación que lleva a la
confianza en la reparación por parte del Señor.
Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que
éste es el Hijo de Dios.
Ver al Señor
Jesús, el de Nazareth crucificado y resucitado, nos mueve a poner en marcha un
proceso de justificación: construir la justicia con sinceridad y esperanza.
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