martes, 8 de octubre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Martes 27 de tiempo ordinario

Año Par

Gálatas 1, 13-24



REFLEXIÓN

como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados

Si el apasionamiento llevó a Pablo a posturas fanáticas, no obstante su formado juicio en las escrituras, nada extraño tiene que muchos otros las sigan teniendo.

Es un misterio la afiliación que tenemos a una idea, un valor, una perspectiva. Una mezcla de argumentos razonables con una adhesión de afecto y costumbre.

Y el que se logre dar la vuelta a esta situación y convertir en el contrario no implica que borramos la radicalidad de nuestras actitudes. 

Así Pablo también fue una apasionado y radical defensor de la nueva fe hasta su muerte, aplicando con rigor sus nuevas categorías.

Sin embargo tuvo la capacidad en algunos momentos de admitir los cambios de la realidad frente a él, cuando aceptó que los gentiles no debían estar sujetos en todo a la ley mosaica.

Solo un discernimiento continuo y una autocrítica honesta puede capacitarnos para respetar las modalidades y cambios que la realidad nos provoca, procediendo a los ajustes pertinentes.

cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí

Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo

Otro sentido de las pruebas y sufrimientos asumidos por una causa es la de mostrar la fortaleza de las convicciones.

En el caso de Pablo no resultó nada fácil evidenciar que su conversión era por una revelación del Señor. 

Como todo enviado de Dios, incluso Jesús de Nazareth, la existencia con sus contingencias, persecuciones, incomprensiones e imprevistos, resultó ser la criba del Espíritu para que se mostrara la gloria del Señor.

No son revelaciones para el sujeto y su exclusiva subjetivación, sino para entregarlas, en un destino.

Si se dijera o sintiera que el Señor ha concedido una gracia o don, después de agradecerlo y convencerse de ello, es menester mantenerlo a disposición donde, cuando y mientras Él lo disponga con su designio, con toda generosidad, apertura y vigilancia para que no decaiga y se desvíe mientras está vigente.

Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía

Si el espíritu de las comunidades cristianas hubiera sido tan radical como Pablo se mostró en su persecución, jamás lo hubieran revaluado y se hubieran abierto a la posibilidad de una conversión. 

Es una lección para nosotros como personas y como sociedades. En asuntos de fe como en otros asuntos nuestra actitud debiera contar con la posibilidad de un verdadero cambio en quienes se muestran antagonistas.

Salmo responsorial: 138



REFLEXIÓN

Te doy gracias, / porque me has escogido portentosamente

Gracias por tu don inmerecido y negligido

Conocías hasta el fondo de mi alma, / no desconocías mis huesos

No obstante lo que somos, no dejas de llamarnos y enviarnos.

Esa mirada profunda de Alguien que nos ama y nos hace sentir respaldados e íntimamente comprendidos, de manera que puede existir en nosotros un sentido de justificación fundamentado en la misericordia del Señor.

No obstante la culpabilidad que Pablo debió sentir por haber perseguido y maltratado inocentes, pudo vivir del perdón y elección de la Palabra para una nueva misión.

Lucas 10,38-42



REFLEXIÓN

"Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."

Si hay algo estable y que produce firmeza es la asidua escucha de la palabra. 

Ella genera un cambio de vida en la que el servicio no es disperso ni desenfocado o distractivo. 

Genera una misión que concentra la energía en vivir el designio que es el Reino, el dominio del Señor en todo tiempo y lugar.

Escoger lo único necesario y dedicarse a ello no importa el costo para el mundo.

El servicio es importante, pero cuando fluye de la escucha de la Palabra. María es mejor paradigma de servicio al reino que Marta, porque el servicio que fluya de su iniciativa habrá sido incubado a los pies de Jesús de Nazareth.

Somos muchos los que pensamos que debemos gastarnos por el servicio al reino, y que las obras son muestra de la fe. Que no es suficiente decir: Señor, Señor.

Pero somos muchos los que nos ahogamos en el afán del mundo y confundimos el servicio a nuestros intereses con el servicio al Reino, que nace de la escucha y obediencia de fe a la Palabra.

Se supone que Marta encarna el servicio, pero en esta ocasión hay prioridades: Jesús. 

Escucharlo es la prioridad

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Martes 27 de tiempo ordinario

Año Par

Gálatas 1, 13-24

Salmo responsorial: 138

Lucas 10,38-42

SAN CARLO DE JESUS ACUTIS DE ASIS

BEATO CARLO


 
Del Opúsculo de Orígenes, presbítero, sobre la oración
(13-14: PG 11, 455-459)
Vosotros que aspiráis a ser espirituales, pedid bienes celestiales en la oración

Toda oración sobre asuntos espirituales y místicos de que hemos hecho mención nace invariablemente de un alma que procede no dirigida por la carne, sino que, con el Espíritu, da muerte a las obras de la carne, que toma más en consideración lo que el sentido analógico descubre a los exegetas que el posible beneficio recibido por quienes oran según la letra.

Y nosotros mismos hemos de procurar que nuestra alma no sea estéril, sino que la ley espiritual hemos de escucharla con oídos espirituales, para curarnos de la esterilidad y merecer ser escuchados como Ana y Ezequías; y ser, además,liberados de las insidias de los enemigos del mal, como Mardoqueo, Ester y

Judit.

Además, el que sabe de qué cetáceo es figura el gran pez que se tragó a Jonás comprende que es aquel del que dice Job: Que le maldigan los que maldicen el día, los que entienden de conjurar al Leviatán. Este tal, si por cualquier falta de infidelidad, viniese a parar al vientre del cetáceo, arrepentido orará y saldrá de allí. Y una vez salido, si persevera en la obediencia a los mandatos de Dios, podrá, inflamado por el Espíritu de profecía, ser ocasión de salvación también ahora para tantos ninivitas a punto de perecer; pero no deberá llevar a mal la bondad de Dios, ni deseará que Dios persevere en su propósito de destruir a quienes se arrepienten.

Y aquel gran prodigio que leemos hizo Samuel recurriendo a la oración, puede realizarlo espiritualmente también hoy cualquiera de los incondicionales de Dios, que por eso mismo se ha hecho acreedor a ser escuchado. Está

efectivamente escrito: Ahora preparaos a asistir al prodigio que el Señor va a

realizar ante vuestros ojos. Estamos en la siega del trigo, ¿no es cierto? Pues

voy a invocar al Señor para que envíe una tronada y un aguacero. 

Y el mismo Señor dice a todos los santos y verdaderos discípulos de Cristo: Levantad los

ojos y contemplad los campos, que están dorados para la siega; el segador ya

está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna. Y realmente, en este tiempo de la siega, Dios realizó una obra maravillosa en presencia de quienes hacen caso de los profetas: al invocar a Dios aquel que está unido al Espíritu Santo, Dios truena desde el cielo y envía un aguacero que riega las

almas, de suerte que el que antes estaba en pecado, tema grandemente a Dios, a

la par que la atención que Dios presta a las súplicas del mediador del beneficio,

demuestra su santidad digna de profunda veneración.

Después de haber expuesto los beneficios que los santos obtuvieron mediante la oración, comprenderemos aquel dicho: «Pedid cosas importantes, las secundarias se os darán por añadidura; pedid los bienes celestiales y los terrenales se os darán por añadidura». Todos los símbolos y las figuras son cosa secundarias en comparación con las verdaderas y espirituales. Por eso, cuando el

Verbo de Dios nos exhorta a imitar las oraciones de los santos, de modo que

consigamos en realidad de verdad lo que ellos obtuvieron sólo en figura, dice con gran precisión que los magníficos y celestiales bienes están como bosquejados en las realidades terrenas e insignificantes. Que es como si dijera: Vosotros que deseáis ser espirituales, pedid en la oración los bienes del cielo, para que conseguidos, como celestiales seáis herederos del reino de los cielos, y como

grandes, disfrutéis de los máximos bienes; en cuanto a los bienes terrenos y de poca monta de que tenéis necesidad para el mantenimiento del cuerpo, el Padre os los facilitará en la medida de vuestras necesidades.