martes, 5 de enero de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

5 de enero

San Agustín Sermón 194,3-4

¿Qué ser humano podría conocer todos los tesoros de sabiduría y de ciencia ocultos en Cristo y escondidos en la pobreza de su carne? Porque, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza. Pues cuando asumió la condición mortal y experimentó la muerte, se mostró pobre: pero prometió riquezas para más adelante, y no perdió las que le habían quitado. ¡Qué inmensidad la de su dulzura, que escondió para que los que lo temen, y llevó a cabo para los que esperan en él! Nuestro conocimientos son ahora parciales, hasta que se cumpla lo que es perfecto. Y para que nos hagamos capaces de alcanzarlo, él, que era igual al Padre en la forma de Dios, se hizo semejante a nosotros en la forma de siervo, para reformarnos a semejanza de Dios: y, convertido en hijo del hombre –él, que era único Hijo de Dios–, convirtió a muchos hijos de los hombres en hijos de Dios; y, habiendo alimentado a aquellos siervos con su forma visible de siervo, los hizo libres para que contemplasen la forma de Dios. Pues ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.



REFLEXIÓN

La carne de la divinidad en Cristo es lo único que tenemos para abrirnos paso hasta el Santa Santorum. Pero no la carne que inventamos con nuestra aproximación estudiosa o imaginativa, sino la que él mismo nos indicó: su carne en acción de gracias, la eucaristía; su carne en los pequeños y vulnerables que nos abren las entrañas a la misericordia y la solidaridad.

lunes, 4 de enero de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Lunes después de Epifanía

1Juan 3,22-4,6

Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

Queridos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo. Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.



REFLEXIÓN

 

y hacemos lo que le agrada

Agradar a Dios: primer y segundo mandamientos en conexión mutua para desarrollo integral y conjunto.

Desde el primer Testamento se plantea que el segundo mandamiento es semejante al primero, pero es en el nuevo que se afirma que son uno y el mismo mandamiento.

No puede ser otra cosa en una economía de encarnación, en el que la divinidad no es un plano aparte, sino que convive íntimamente con el ser humano, en sus diferencias y en su entorno creatural.

Todo tiene como el rastro del paso de la Palabra creadora.

Cuando la conciencia ha tratado de buscar prolongadamente, en nuestra vida recorrida, el agrado del Señor, se puede decir, por esa voz de la conciencia, que es un respaldo por el cual guardamos la alianza, y así pedirle algo, no obstante que lo sabe, se hace con serenidad y confianza.

creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó

Creer en Jesùs es el equivalente del primer mandamiento: Amar al Señor con todo: mente y corazòn.

Pero Jesús manda amarlo en los demás, sobre todo en los más pobres, sin eufemismos.

La audacia de los cristianos, rechazada por otros no cristianos y aun cristianos de apariencia, es haber cifrado en Jesús el absoluto del creer, como se hace con Dios.

Así el primer mandamiento es: amarás al Señor Jesús con toda tu mente, corazón y ser. Y el segundo es semejante: y al hermano como Jesús lo ama.

El hermano es todo hombre y mujer, en particular los más vulnerables.

no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios

Más que nada cuando se busca hacer el bien: hacer el mejor bien, el mayor.

Porque somos generosos en nuestro entusiasmo de arranque, pero el Maligno se cuela en la siembra, disimulando buenos propósitos, sobretodo cuando intensamente buscamos al Señor.

De modo que la prudencia en el discernimiento nos viene de perlas, para no dejarnos empujar en todo lo que nos pasa por dentro.

Algo en lo que todas las generaciones cuando son jóvenes pueden incurrir: inflación de entusiasmo. Nos corresponde aportar discernimiento en todos los ámbitos: familia, escuela, trabajo, participación ciudadana.

todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios

Porque la carne ahora es, en Jesucristo, el sacramento de Dios.

Si pudiéramos hablar de una primera herejía fundamental se diría que es ésta: rechazar, resistir, repudiar la carne del Jesús pre-existente.

La confesión no parece tener problema, porque es solo asunto de boca.

Pero no era así entre los antiguos: quien habla en lo que habla se compromete, y lo manifiesta en el todo de la vida corriente.

Confesar a Jesús como el absoluto en la temporalidad de la historia implica un compromiso persistente de trascendencia y adoración, allí donde él quiere ser encontrado.

Y nosotros, debemos reconcerlo, no siempre estamos dispuestos a adorarlo allí donde él desea ser encontrado, en particular los más vulnerables.

En esa resistencia se nutre el anticristo, como una reacción contra el reino, por acción u omisión.

el que está en vosotros es más que el que está en el mundo

El miedo al desafío puede entrar y provocarnos, pero no debe quedarse.

Salmo responsorial: 2

Voy a proclamar el decreto del Señor; / el me ha dicho: / "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy. / Pídemelo: te daré en herencia las naciones, / en posesión, los confines de la tierra." R.

Y ahora, reyes, sed sensatos; / escarmentad, los que regís la tierra: / servid al Señor con temor, / rendidle homenaje temblando



REFLEXIÓN

Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy

Dicho originalmente a David, rey de Israel y Judá, se cumple plenamente en Jesús de Nazareth, rey del Israel final.

servid al Señor con temor, / rendidle homenaje temblando

El temor del respeto a la seriedad del compromiso, no del miedo que acobarda.

Mateo 4,12-17.23-25

al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: "País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló."

Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos." Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania



REFLEXIÓN

El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló."

Dejamos la atmósfera de la infancia, recreada como un vestíbulo introductorio a la significancia mostrada por Jesús en su itinerario.

Ahora nos adentramos en el encuentro que se nos propone del Jesús misionero, que proclama el reino.

El cual se inicia casualmente con una acción de repliegue por parte de Jesús, que evita la suerte que le cayó a Juan Bautista.

Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí

"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos."

Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo

le seguían multitudes

Presta un servicio de palabra y sanación integral, un servicio a la carne que es ahora su morada y que debe ser restaurada en su dignidad original.

En su decir, en su accionar Jesús es el reino.

Sus discípulos caminando con él aprendieron a experimentarlo. Fueron construyendo una fraternidad solidaria.

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