jueves, 22 de septiembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 25 de tiempo ordinario Año Par

Eclesiastés 1, 2-11



REFLEXIÓN

 

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta.

 

Lo interesante de este discurso, de poco aprecio en nuestra cultura de mercado, competitividad y búsqueda de la realización propia a ultranza, es que haya sido asumido por el Espíritu que inspira la palabra humana para revelarse.

 

Nuestra amargura después de los esfuerzos empeñados en lograr nuestros sueños, ya que el logro nunca es tan perfecto como el sueño, es asumida como una expresión de la realidad limitada del ser humano, y la condición de posibilidad del anhelo de Otro que sea un mejor y más perfecto logro.

 

Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar

 

Es interesante que ni el cambio climático, una de las estrellas mediáticas de nuestro tiempo, y que además es nuestra cosecha, ha podido cambiar la tendencia : que los ríos desembocan en el mar.

 

Por donde veamos a nuestro alrededor, la realidad nos habla de ciclos que se repiten, para volver a hacer lo mismo.

 

En la resurrección de Jesús se rompe este paradigma circular para abrirse a la novedad de la vida nueva, a la que nos orientamos por esperanza.

 

nada hay nuevo bajo el sol

 

Es la cantinela frecuente en nuestros mayores, que no gusta a las generaciones jóvenes, ávidas de protagonizar su propia experiencia y riesgo, pero que pasando el tiempo se acepta gradualmente.

 

"Mira, esto es nuevo", ya sucedió en otros tiempos mucho antes de nosotros

 

Sin memoria histórica individual y colectiva, actuamos como sujetos que padecen alzheimer: con olvidos que hacen peligrar la existencia.

 

Salmo responsorial: 89



REFLEXIÓN

 

Tú reduces el hombre a polvo

 

Al general romano victorioso que entraba en Roma en su marcha triunfal, un ayudante se le acercaba con un mechero en el que ardía una estopa, rápidamente reducida a cenizas, mientras se le recordaba que así de breve era la gloria del mundo.

 

Así es la expresión “acuérdate hombre que eres polvo” en la liturgia del miércoles de ceniza. Nos recuerda nuestra fugacidad para frenar la soberbia de nuestro existir autosuficiente.

 

Enséñanos a calcular nuestros años, / para que adquiramos un corazón sensato

 

 

 

 

No los años que nos faltan, para saber hasta donde seguir en placeres y ambiciones, sino la brevedad de nuestros años, no obstante que sumen decenas y hasta un centenar.

 

 

Lucas 9,7-9



REFLEXIÓN

 

unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas

 

¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?

 

Jesús encarnaba todo eso y más, porque en él la palabra pronunciada desde siempre cobraba vida y actuaba soberanamente.

 

Jesús suscitó una expectativa de la cual solo los evangelios dan testimonio.

 

Podría ser que en ellos se plasmara el engrandecimiento que las comunidades primeras cristianas iban haciendo de su maestro.

 

Y que en la realidad Jesús no hubiera tenido tanta fama real como se decía.

 

Sin embargo el mensaje más que hablar de la fama de Jesús nos deja ante una Palabra que aporta una novedad en la vida de los creyentes y seguidores de Jesús: es alguien trascendental, significativo, mesías.

 

Aunque no es el titular de los medios de comunicación de nuestro tiempo, muchos son los que van encontrando día a día esta verdad para sus existencias: Jesús es un mesías, un elegido para un designio, un plan, una novedad que el mismo llamó reino.

 

Cuán involucrados nos vemos en esta novedad?

 

Y tenía ganas de ver a Jesús.

 

El enigma de Jesús, paradójicamente en su indefensión como los anteriores profetas, hacía preocuparse a los poderosos, porque sus conciencias en ruina resurgían con culpas antiguas.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1572914770030002180?s=20&t=uTdp2gpXTNZadACawsyO5A

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Jueves, XXV semana

San Agustín Sermón sobre los pastores 7 46,24-25.27

Las sacaré de entre los pueblos, las congregaré de los países, las traeré a su tierra, las apacentaré en los montes de Israel. Compara a los autores de las sagradas Escrituras con los montes de Israel. En ellas habéis de apacentáos para pacer con seguridad. Saboread bien cuanto en ellas oigáis; rechazad cuanto venga de fuera. Para no extraviaros en la tiniebla, escuchad la voz del pastor. Recogéos en los montes de la sagrada Escritura. En ella se encuentran las delicias de vuestro corazón, en ella no hay nada venenoso, nada extraño; son pastos ubérrimos. Lo único que tenéis que hacer, las que estáis sanas, es acudir a apacentaros en los montes de Israel. En las cañadas y en los poblados del país. Porque de los montes, de los que hemos hablado, manaron los ríos de la predicación evangélica, ya que a toda la tierra alcanza su pregón, y la tierra entera se volvió abundante fecunda para pasto de las ovejas. Las apacentaré en ricos pastizales, tendrán sus dehesas en los montes más altos de Israel, o sea, donde puedan descansar y decir: «Se está bien»; donde digan: «Es verdad, está claro, no nos han engañado.» Descansarán en la gloria de Dios, como si fueran sus dehesas. Se recostarán, es decir, descansarán, en fértiles dehesas.

REFLEXIÓN

Muchos apacentadores profesionales, no conocen propiamente a las ovejas de su rebaño, pero ni siquiera los dejan conocer a Quien de verdad los conoce y sabe lo que necesitan. En vez de asistir al verdadero encuentro de un Juicio justo,  se interponen y desvían de ese encuentro. Se necesita una buena dosis de autoaprendizaje de la propia experiencia para no esperar tanto de los apacentadores, y profundizar más en la búsqueda de Quien hace justos juicios.