martes, 6 de junio de 2023

BEATO CARLO


 
De las Instrucciones de san Doroteo, abad.
(Instrucción 7, Sobre la acusación de sí mismo, 2-3: PG 88, 1699).


LA FALSA PAZ DE ESPÍRITU

El que se acusa a sí mismo acepta con alegría toda clase de molestias, daños, ultrajes, ignominias y otra aflicción cualquiera que haya de soportar, pues se considera merecedor de todo ello, y en modo alguno pierde la paz. Nada hay más apacible que un hombre de ese temple.
Pero quizás alguien me objetará: «Si un hermano me aflige y yo, examinándome a mí mismo, no encuentro que le haya dado ocasión alguna, ¿por qué tengo que acusarme?» En realidad,
el que se examina con diligencia y con temor de Dios nunca se hallará del todo inocente, y se dará cuenta de que ha dado alguna ocasión, ya sea de obra, de palabra o con el pensamiento. Y, si en nada de esto se halla culpable, seguro que en otro tiempo habrá sido motivo de aflicción para aquel hermano, por la misma o por diferente causa; o quizás habrá causado molestia a algún otro hermano. Por esto sufre ahora en justa compensación, o también por otros pecados que haya podido cometer en muchas otras ocasiones.

Otro preguntará por qué deba acusarse si, estando sentado con toda paz y tranquilidad, viene un hermano y lo molesta con alguna palabra desagradable o ignominiosa, y sintiéndose incapaz de aguantarla, cree que tiene razón en alterarse y enfadarse con su hermano; porque, si éste no hubiese venido a molestarlo, él no hubiera pecado.
Este modo de pensar es, en verdad, ridículo y carente de toda razón. En efecto, no es que al decirle aquella palabra haya puesto en él la pasión de la ira, sino que más bien
ha puesto al descubierto la pasión de que se hallaba aquejado; con ello le ha proporcionado ocasión de enmendarse, si quiere. Éste tal es semejante a un trigo nítido y brillante que, al ser roto, pone al descubierto la suciedad que contenía.
Así también el que está sentado en paz y tranquilidad, según cree,
esconde, sin embargo, en su interior una pasión que él no ve. Viene el hermano, le dice alguna Palabra molesta y, al momento, aquél echa fuera todo el pus y la suciedad escondidos en su interior. Por lo cual, si quiere alcanzar misericordia, mire de enmendarse, purifíquese, procure perfeccionarse, y verá que, más que atribuirle una injuria, lo que tenía que haber hecho era dar gracias a aquel hermano, ya que le ha sido motivo de tan gran provecho. Y, en lo sucesivo, estas pruebas no le causarán tanta aflicción, sino que, cuanto más se vaya perfeccionando, mas leves le parecerán. Pues el alma, cuanto más avanza en la perfección, tanto más fuerte y valerosa se vuelve en orden a soportar las penalidades que le puedan sobrevenir.

lunes, 5 de junio de 2023

PALABRA COMENTADA

 

LUNES 9 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Tobías 1,3;2,1b-8



REFLEXIÓN

ahí lo tenéis, enterrando muertos

La actividad de Tobías es una obra de misericordia, que le merece la burla e incomprensión de su entorno.

Las obras buenas deben tener un mérito especial ante el Señor si acarrean algún desprestigio en vez de gloria y alabanza.

Porque entonces solo serán buenas ante el Señor y puras ante nosotros, ya que no nos mueve ningún interés escondido.

Salmo responsorial: 111



REFLEXIÓN

su caridad es constante, sin falta

a través de esa experiencia del ágape se aprende que la praxis de la caridad es un camino estrecho y crucificado.

Dónde está la cruz que nos asemeja al Señor Jesús, y nos permite seguirlo, aunque sea de lejos?

Más que el camino del no hacer, es preferible hacer y mientras peregrinamos ir purificando nuestras intenciones menos altruistas.

Marcos 12,1-12



REFLEXIÓN

Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:

Es como si Jesús hablara al Sanedrín de Jerusalén, auditorio muy prestigiado para un galileo desconocido. Puede ser una recomposición posterior. En todo caso es como si en el ahora de la comunidad se quisiera hacer llegar el mensaje a esas alturas.

Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían

Se muestra la vinculación del último emisario, nombrado como hijo. La claridad que alcanzaba ya la comunidad sobre Jesús el hijo en sentido único.

Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros.

La división de clases sociales es un hecho incontrovertible. Se da y punto. El hecho en la parábola de matar al heredero es una forma de querer solucionar esa división. Pero resulta estéril. Se trata de otra clase que mantendrá divisiones también.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular

Quienes organizaban esa sociedad, como tantos otros, no habían procedido como les exigía el Señor, dueño del designio.

Y a muchos enviados los habían liquidado para no dar cuenta. El hijo fue enviado como último recurso, el más valioso pero también fue eliminado.

Pero ésta fue su última fechoría. Porque el Hijo resultó la clave de una nueva organización, de un nuevo Reino, y todo esto brotó de su muerte y resurrección.

La clave para que toda organización inicua termine y se autoliquide es la crucifixión en nombre de Jesús, misterio pascual, misterio de liberación.

veían que la parábola iba por ellos

A su modo la parábola es también denuncia profética: llamado a la conversión de las malas acciones. Es la solución que se ofrece en la construcción del Reino para superar las divisiones que creamos sin parar. Sólo que suscitan irritación, odio, violencia. Es el riesgo.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1665679420122693632?s=20

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Tobías 1,3;2,1b-8

La vida cotidiana puede parecer, a ratos, un tiempo plano en el que nada relevante sucede, una rueda que da vueltas para llegar al mismo punto, pero en momentos la rasga y perturba una situación que produce aflicción y pérdida. Ser mal visto, y ser motivo de burla por hacer algo bueno para muchos, puede ihhibir y desolar. De manera que se siente haber perdido el favor de algunos con quienes se cuenta para sentir el reflejo de su valía. Es como un muerte que asumida con el espíritu de Jesús, aporta una dimensión insospechada.

Salmo responsorial: 111

El que teme al Señor es justo, clemente y compasivo. No puede darse una actitud solidaria que brote de un temor que acobarde. Más bien es un temor fértil en entrega a los demás. Es dejar el espacio para la presencia de Alguien que sabe lo que somos y hacemos aunque nadie se da cuenta

Marcos 12,1-12

Que los líderes de una autoridad impositiva tengan miedo de la reacción popular y se abstengan, no significa que abandonan sus planes hegemónicos desafiados. Una advertencia para los que trabajan por el Reino en la historia, sobre la infatigable tentación del poder para hacerse con una autoridad absoluta.