viernes, 2 de octubre de 2020

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Ambrosio Tratado sobre la carta a los Filipenses

Como acabáis de escuchar en la lectura de hoy, amados hermanos, la misericordia divina, para bien de nuestras almas, nos llama a los goces de la felicidad eterna, mediante aquellas palabras del Apóstol: Estad siempre alegres en el Señor. Las alegrías de este mundo conducen a la tristeza eterna, en cambio, las alegrías que son según la voluntad de Dios durarán siempre y conducirán a los goces eternos a quienes en ellas perseveren. Por ello, añade el Apóstol: Os lo repito, estad alegres. Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus mandatos, se acreciente cada día más y más, pues cuanto más nos esforcemos en este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandatos divinos, tanto más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante Dios. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo, es decir, que vuestra santidad de vida sea patente no sólo ante Dios, sino también ante los hombres; así seréis ejemplo de modestia y sobriedad para todos los que en la tierra conviven con vosotros y vendréis a ser también como una imagen del bien obrar ante Dios y ante los hombres. El Señor está cerca. Nada os preocupe: el Señor está siempre cerca de los que lo invocan sinceramente, es decir, de los que acuden a él con fe recta, esperanza firme y caridad perfecta; él sabe, en efecto, lo que vosotros necesitáis ya antes de que se lo pidáis; él está siempre dispuesto a venir en ayuda de las necesidades de quienes lo sirven fielmente

COMENTARIO

La calidad de vida en el contexto del vivir en algún siglo pasado puede llamarnos la atención por el ideal tan lejano de la actual ocurrencia de la convivencia humana en los  diferentes espacios culturales contemporáneos. Tal calidad y las recomendaciones para conservarla, contenidas en las exhortaciones de los evangelizadores y predicadores, hoy quizás no nos mueven tanto porque nos sentimos muy diferentes y estrenando otras categorías mentales. Sin embargo, mirando más detenidamente, lo que llevaba al desenfreno y abuso de todo tipo, será muy diferente a lo que nos mueve hoy, sabiendo como lo hacemos, que nuestro fondo sigue sensible a la estimulación de la codicia, lujuria, envidia, violencia, mentira …y traición.? Por qué entonces no nos movemos tanto al los bienes imperecederos? Contra qué competimos que nos hace tan duro el esfuerzo por la vida honesta y cristiana?

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