martes, 3 de agosto de 2021

BEATO CARLO

 BEATO CARLO


“La santificación no es un proceso de suma, sino de resta. Menos yo para dejar espacio a Dios”

De la carta llamada de Bernabé
(Cap. 19,1-3. 5-7. 8-12: Funk 1, 53-57)

EL CAMINO DE LA LUZ

He aquí el camino de la luz: el que quiera llegar al lugar designado, que se esfuerce enconseguirlo con sus obras. Éste es el conocimiento que se nos ha dado sobre la forma de
caminar por el camino de la luz. Ama a quien te ha creado, teme a quien te formó,
glorifica a quien te redimió de la muerte; sé sencillo de corazón y rico de espíritu; no sigas
a los que caminan por el camino de la muerte; odia todo lo que desagrada a Dios y toda
hipocresía; no abandones los preceptos del Señor. No te enorgullezcas; sé, por el
contrario, humilde en todas las cosas; no te glorifiques a ti mismo. No concibas malos
propósitos contra tu prójimo y no permitas que la insolencia domine tu alma.
Ama a tu prójimo más que a tu vida. No mates al hijo en el seno de la madre y
tampoco lo mates una vez que ha nacido. No abandones el cuidado de tu hijo o de tu hija,
sino que desde su infancia les enseñarás el temor de Dios. No envidies los bienes de tu
prójimo; no seas avaricioso; no frecuentes a los orgullosos, sino a los humildes y a los
justos.
Todo lo que te suceda, lo aceptarás como un bien, sabiendo que nada sucede sin el
permiso de Dios. Ni en tus palabras ni en tus intenciones ha de haber doblez, pues la
doblez de palabra es un lazo de muerte.
Comunica todos tus bienes con tu prójimo y no digas que algo te es propio: pues, si
sois partícipes en los bienes incorruptibles, ¿cuánto más lo debéis ser en los corruptibles?
No seas precipitado en el hablar, pues la lengua es una trampa mortal. Por el bien de tu
alma, sé casto en el grado que te sea posible. No tengas las manos abiertas para recibir y
cerradas para dar. Ama como a la niña de tus ojos a todo el que te comunica la palabra
del Señor.
Piensa, día y noche, en el día del juicio y busca siempre la compañía de los santos,
tanto si ejerces el ministerio de la palabra, portando la exhortación o meditando de qué
manera puedes salvar un alma con tu palabra, como si trabajas con tus manos para
redimir tus pecados.
No seas remiso en dar ni murmures cuando das, y un día sabrás quién sabe
recompensar dignamente. Guarda lo que recibiste, sin quitar ni añadir nada. El malo ha de
serte siempre odioso. Juzga con justicia. No seas causa de división, sino procura la paz,
reconciliando a los adversarios. Confiesa tus pecados. No te acerques a la oración con unamala conciencia. Éste es el camino de la luz.

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