Jueves 1 de tiempo ordinario
Año Par
1Samuel 4, 1-11
REFLEXIÓN
Los filisteos se lanzaron a la lucha y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una derrota tremenda: cayeron treinta mil de la infantería israelita. El arca de Dios fue capturada
La derrota de Dios es la derrota de los de Dios, de sus símbolos? Eso quisiéramos. Comprometer al Señor con todo lo que hacemos para ganar siempre, en nuestros apegos. Limitar su libertad a la nuestra. Atarlo a nuestros designios. Hacer de Él un ídolo.
Si algo parece establecerse en la historia salvífica de Israel y de la comunidad cristiana es la suprema libertad del Señor nuestro Dios.
De manera que no es Él quien se avergüenza y cuestiona, sino nosotros que no sabemos interpretar según su Espíritu el designio de su voluntad, en nuestras circunstancias concretas.
Es una señal de su Trascendencia, remontarse por encima de los intereses de los suyos y dejarlos afrontar las consecuencias de sus decisiones, a pesar de nuestro disgusto y posible apostasía.
Salmo responsorial: 43
REFLEXIÓN
Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que nos rodean
Es la amarga queja de los creyentes por el escándalo de pedofilia en la iglesia. Tal ha sido el ataque mediático que se sienten tentados a pensar en conspiración. Pero sería una salida fácil e irresponsable. Porque en conciencia no se puede estar de acuerdo con algo así, ni siquiera para defender los colores del equipo, al que apostamos nuestra fe.
Esta es una oportunidad de amar más la verdad del evangelio, que los intereses propios de pertenencia.
Vivimos sí en una comunidad santa pero pecadora, potencial y actualmente inicua, que requiere la conversión permanente.
¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión?
Más bien ayúdanos a descubrir tu rostro que hemos velado con nuestra injusticia.
Marcos 1,40-45
REFLEXIÓN
se acercó a Jesús un leproso
A un líder o una superestrella hoy, difícilmente nos podríamos acercar, en una alfombra roja. Los fans de ellos madrugan para ubicarse en las mejores localidades tras las barreras y poder vitorear y fotografiar a los admirados. Damos tanto por tan poco.
Jesús es asequible: su salud como salvación integral está disponible a los necesitados, que se acercan con la esperanza de sanar.
Los mismos discípulos no entienden esto muchas veces, porque lo mantienen cercado, para protegerlo del contacto con la gente.
Jesús ha tenido que echárselos en cara, pidiendo que los dejen acercarse.
La Iglesia Católica está preocupada por la cantidad de fieles que se hacen evangélicos, y propone mayor cercanía: lo estará logrando? Más bien da que pensar que al mismo tiempo se preocupe por un resto anquilosado del pasado que busca una liturgia en latín y una celebración de espaldas al pueblo, a contracorriente de los esfuerzos pastorales del Vaticano II.
Signos contradictorios que expone la Jerarquía en sus decisiones pastorales. Entretanto mira con recelo y aun sanciona las iglesias locales más populares y liberacionistas censurando su búsqueda de liturgias más participadas.
Cómo puede sorprendernos el silencio de Dios si nuestra conducta es incongruente y poco cercana, como comunidad que sirve el Reino.
suplicándole de rodillas: "Si quieres, puedes limpiarme."
En el gesto de arrodillarse se exhibe una urgencia y el anhelo de provocar la misericordia y la compasión.
Quizá nos inhibe hacer ciertos gestos de petición porque asumimos que el Señor no lo necesita.
Pero nosotros sí necesitamos convencernos que tenemos confianza y estamos firmes en ella cuando solicitamos una gracia y por eso ponemos ciertos gestos.
Se dice que autocompadecernos puede ser tóxico, porque perdemos la energía que nos lleva a la lucha por la vida.
Sí y no. Es parte de nuestra conciencia sabernos frágiles y débiles en alguna coyuntura. Y es parte de nuestra autenticidad humana clamar por ayuda en nuestra postración.
Esa transparencia de quién soy ante el Señor es el fruto más preciado de la fe que solicita la intervención del Señor, porque mueve a una confianza firme.
Es como si dijéramos: Señor, éste soy yo y verdaderamente te necesito. Si alguien lo sabe soy yo.
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó
La cercanía de Jesús llega hasta tocar la miseria, porque sus entrañas se abren a la misericordia, que equivale a decir: tener corazón para la miseria.
Sentir y dar lástima. No es la palabra feliz para la compasión en nuestra cultura. Porque induce al menosprecio. Es una palabra desgastada que hay que reemplazar. Pero no debe eliminar su verdadero sentido: “es un sentimiento de empatía entrañable” que hace sentir el perjuicio ajeno como propio.
empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones
Después del ajusticiamiento de Juan Bautista Jesús debió sentir que debía cuidar su seguridad. Pero sus acciones de sanación le daban tal fama que era difícil mantenerse en bajo perfil. Y el bien de la vida que dispensaba estaba por encima del propio bien de conservar su vida.
Por otro lado, el evangelista podría tener su propia catequesis con su auditorio, buscando que entendieran el sentido propio del mesianismo y la naturaleza auténtica del reino proclamado por Jesús. El cual no coincidía exactamente con las expectativas de muchos sobre un futuro mesías.
se quedaba fuera, en descampado
La actuación de Jesús no era intencionalmente estridente ni exhibicionista, como mago de feria. Por seguridad? Como estilo de trabajo? Qué transmitía ese estilo? Que quería asegurar? Qué equívocos pretendía evitar? Un modo silente y tenaz de servir, orientado más por el efecto que por los medios, buscando más al otro que a sí mismo.
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