PALABRA COMENTADA
Lunes 22 de tiempo ordinario
1CORINTIOS 2, 1-5
COMENTARIO
no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría
Suena mejor una experiencia de Dios comunicada con balbuceos, sencillez y congruencia (sinceridad) de vida.
Es fruto de una contemplación sobria, depurada y en alerta humilde, ejercitada en el combate contra las afecciones desordenadas.
me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado
El sabor de la vida para un creyente como Pablo se obtuvo con una sabiduría nueva: Jesucristo crucificado.
Él sería en nuestra época un perdedor, a los ojos de la gente.
Será entonces verdad lo que decía Nietzche sobre los cristianos: hombres dolorosos y sufrientes que proyectan un compensación póstuma?
Qué visión de la vida sale de ahí? No parece estar a tono con la bondad de la creación y un Dios Padre que nos ama.
Pero también la creación muestra imperfecciones, que llegan en el paquete y no siempre por mano del hombre.
Esta sabiduría de Pablo también es gozo de vivir solo que una calidad diferente de vida.
No esta fundamentada en los estímulos de fuera del espíritu aunque se puedan integrar, sino en el valor de vida eterna que se contiene en el mismo espíritu.
Ya estamos salvados, pero hemos sido enviados a colaborar con la salvación del mundo, de las culturas, del universo, de la libertad humana para el Padre, para el reino.
Es la concepción de la vida como misión salvadora y redentora. La más honda realización de ella.
Y este designio también demanda sufrir y pasar trabajo por esa meta. Esta es la sabiduría de Pablo.
No se trata de la crucifición como padecimiento narcisista, egocéntrico y enfermizo, sino de la persecución y conflictos que suscita el testimonio del evangelio.
El albañil que coloca ladrillo tras ladrillo en cierto orden sufre el esfuerzo y hasta la rutina de esfuerzo, que le hace sudar y encallece las manos.
Su sabiduría es la formación que va tomando la obra que se levanta. Así nosotros construímos el reino, con esfuerzo, conflicto y pasión.
Ponemos nuestra carne en el asador por hacerlo. Lo cual no nos agarra desprevenidos porque lo sabemos y en esto consiste nuestra sabiduría de la crucifixión.
Un ataque contra la experiencia cristiana de Dios es su sabor trágico y doloroso, alejado del gozo de vivir en la luz de candilejas.
Debe ser un exceso en la comunicación, un énfasis, que no da cuenta de la experiencia total.
sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Tampoco es poder el grito y la expresión oratoria vociferante constante en la predicación como si a fuerza de ello fuera a entrar, como el clavo en la madera, el mensaje.
La fuerza del Espíritu en la predicación es la que emana la verdad del mensaje y el testimonio del mensajero.
No puede ser planificada como un efecto especial cinematográfico, ni sicológico, ni oratorio, porque la Palabra es libre en la voz que lo transmite y percute dondequiera que esté bien dispuesto.
Hay que buscar el ofrecer un testimonio honesto, sin ánimo de impresionar, para favorecer la vanidad y el autocentramiento.
San Ignacio en sus ejercicios no hizo mucho énfasis en la elocuencia de la presentación de la historia, sino que se esforzaba en que esta fuera lo más original posible.
El énfasis más bien es en la disposición del ejercitante que escucha, para que ponga condiciones de verdadera escucha, y produzca las evidencias apropiadas.
SALMO RESPONSORIAL: 118
COMENTARIO
Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, / siempre me acompaña.
Acogerse a su Palabra es vivir su protección, su sombra
Soy más docto que todos mis maestros, / porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos, / porque cumplo tus leyes.
Aparto mi pie de toda senda mala, / para guardar tu palabra.
Quien opta por este caminar sufre y participa en la crucifixión de Jesucristo.
Pero también vive en el gozo y la paz del espíritu.
Porque vive en la edificación del reino.
LUCAS 4, 16-30
COMENTARIO
Jesús a Nazaret, donde se había criado; entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados,
Rasgos de la insignificancia histórica y cultural de Jesús.
Sus contemporáneos y paisanos podían fácilmente percibir su aura especial?
No la tenía y si la tenía no la usaba.
No era como los nimbos de los santos de las estampitas devocionales.
Nosotros vivimos actualmente de un proceso de mistagogia, o sea una pedagogía del misterio, secular, y hasta corremos el riesgo de vivir una mitología, que sería la desviación de la mistagogia.
El misterio de la persona humana también requiere de mistagogia para entenderla.
Porque el ser humano siempre puede sorprender con su decisión que se supone algo libre.
Lo contrario de tratar la persona como misterio sería tratarla como cosa, con lo cual la profanamos.
Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, encontró el pasaje
La calidad de vida de Jesús de Nazareth le permite estar dispuesto a escuchar la Palabra en cualquier momento.
La escucha como viene escrita aceptando su inspiración aun en el rollo de una aldea remota.
Nos enseña a encontrar al Padre donde nos venga a buscar.
"Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír".
Hasta aquí Jesús no ha dicho nada que no piense y confiese todo buen israelita.
Ese hoy es lo propio del memorial de la alianza, la memoria constante de la intervención del Señor en la historia.
Jesús es un hoy de buena nueva de liberación para los pobres.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?"
Como Pablo, Jesús hacía sentir en lo que decía, la fuerza del Espíritu más que la elocuencia
Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio
El Reino es gratuito. No somos los creyentes titulados los depositarios necesariamente. Otros inéditos, y aun no reconocidos, pueden serlo.
Esto llama a la humildad,la conversión y al agradecimiento.
La escritura no es garantía, sin la aceptación de Jesucristo y su Espíritu,en ágape fraterno, para vivirla hoy.
Algunos políticos, ideológicamente contrarios a nuestro parecer, podrían entender mejor la esencia del evangelio, que otros más cercanos a la Iglesia, sacramentalmente practicantes.
Algunos con la causa de los pobres en la mención constante, podrían tergiversar la buena nueva, más que otros, menos pródigos verbalmente, pero contritos de corazón.
El don del Reino de los cielos, supera nuestros estereotipos, etiquetas y clasificaciones y guerras
todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo
La fuerza se cifra en un efecto a producir: conversión. Para ello hace estallar un conflicto en la conciencia que no escucha.
Se puede generar una persecución cuando las conciencias no escuchan halagos sino confrontación.
Escuchar la verdad evangélica puede ser doloroso y suscitar rabia y rebeldía.
Este relato nos habla de todos, no exclusivamente de los dirigentes de Jerusalén.
Era en su pueblo donde lo conocían.
No todos al principio de su ministerio lo acogieron bien.
Y desde el principio se buscó matarlo.
Qué les dijo que fuera tan ofensivo para provocar esa reacción? Simplemente que ellos si bien se admiraban de su sabiduría no creían en él, al estilo de los profetas que no eran aceptados por sus coterráneos, sino que los liquidaban.
En esto Jesús se equipara a ellos. Qué nos podría decir hoy este pasaje?
Que hay resistencia para creer en el mensaje de los profetas actuales porque nos parece que sabemos quiénes son y los desvalorizamos, y no creemos que en su palabra puede hablar el Señor.
Nos obliga a una revisión de nuestra fe y su vivacidad frente al mensaje de los profetas que van surgiendo del pueblo.
Es posible que no sepamos escuchar con fe, porque creemos que sabemos sus agendas y los menospreciamos.
Ocurre que eso sentimos con los portavoces de ciertas protestas, las cuales minimizamos por molestas y porque creemos ver intereses egoístas. Lo cual es posible, pero no necesario.
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