jueves, 27 de mayo de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 8 de tiempo ordinario

Año Impar

Eclesiástico 42,15-26



REFLEXIÓN

Voy a recordar las obras de Dios y a contar lo que he visto:

Testimonios de la vivencia de fe volcados en existencia de fe son importantes para contagiar la fe.

Este es un mundo ansioso por creer, pero con muchas dudas y tentado de escepticismo, porque los testigos declarados u oficiales de la fe no hemos estado a la altura.

Sondea el abismo y el corazón, penetra todas sus tramas

Ha establecido el poder de su sabiduría

La sabiduría que consiste en su Hijo entregado muerto y resucitado.

No es suficiente tener información, el valor eminente de la cultura actual, para que se de la conversión de las conciencias de fe hacia la fraternidad del ágape.

Por más escándalos en titulares y redes sociales que nos recreen el cambio puede resultar una vanidad de vanidades, si no mueven a la autocrítica e integridad.

Salmo responsorial: 32



REFLEXIÓN

él ama la justicia y el derecho

El ama y nos hace amar justicia y derecho.

Y también nos hace superar, por nuestra insatisfacción, las que establecemos los humanos.

Anhelamos siempre algo mejor en justicia y derecho.

Marcos 10,46-52



REFLEXIÓN

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús

Si el manto que deja el ciego es el tallit, el poncho con fanjas estipulado por el libro de los números para los varones, se puede inferir que deja el recordatorio de los mandamientos para adherirse, aun todavía ciego, a Jesús, el Hijo de David, el mesías.

Lo cual es demasiado decir de un judío contemporáneo de Jesús.

Es el último milagro mencionado en Marcos y puede ser el colofón del trastorno que provocó la presencia de Jesús para el enfoque judío sobre Dios altísimo e innombrable.

"Anda, tu fe te ha curado."

Hasta los ciegos y no creyentes de Jesús pueden llegar a creer en él y ver de verdad, si hay fe suficiente.

Nosotros los que ya creemos en Jesús tenemos esa fe, que nos dispone a soltar nuestros recursos y mentalidad de creencia a los que estamos apegados?

Estamos dispuestos a pasar de una ideología a la fe viva en Jesús de Nazareth como Mesías?
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1397879884551229445?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Jueves, VIII semana
San Gregorio Magno Tratados morales sobre Job 10,7-8.10



 La ley de Dios, de que se habla en este lugar, debe entenderse que es la caridad, por la cual podemos siempre leer en nuestro interior cuales son los preceptos de vida que hemos de practicar. Acerca de esta ley, dice aquel que es la misma Verdad: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros. Acerca de ella dice san Pablo: Amar es cumplir la ley entera. Y también: Arrimad todos el hombro a las cargas de los otros, que con eso cumpliréis la ley de Cristo. Lo que mejor define la ley de Cristo es la caridad, y esta caridad la practicamos de verdad cuando toleramos por amor las cargas de los hermanos. Pero esta ley abarca muchos aspectos, porque la caridad celosa y solícita incluye los actos de todas las virtudes. Lo que empieza por sólo dos preceptos se extiende a innumerables facetas. Esta multiplicidad de aspectos de la ley es enumerada adecuadamente por Pablo, cuando dice: El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es ambicioso ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor es paciente, porque tolera con ecuanimidad los males que se le infligen. Es afable porque devuelve generosamente bien por mal. No tiene envidia, porque, al no desear nada de este mundo, ignora lo que es la envidia por los éxitos terrenos. No presume, porque desea ansiosamente el premio de la retribución espiritual, y por esto no se vanagloria de los bienes exteriores. No se engríe, porque tiene por único objetivo el amor de Dios y del prójimo, y por esto ignora todo lo que se aparta del recto camino. No es ambicioso, porque, dedicado con ardor a su provecho interior, no siente deseo alguno de las cosas ajenas y exteriores. No es egoísta, porque considera como ajenas todas las cosas que posee aquí de modo transitorio, ya que sólo reconoce como propio aquello que ha de perdurar junto con él. No se irrita, porque, aunque sufra injurias, no se incita a sí mismo a la venganza, pues espera un premio muy superior a sus sufrimientos. No lleva cuentas del mal, porque, afincada su mente en el amor de la pureza, arrancando de raíz toda clase de odio, su alma está libre de toda maquinación malsana. No se alegra de la injusticia, porque, anheloso únicamente del amor para con todos, no se alegra ni de la perdición de sus mismos contrarios. Goza con la verdad, porque, amando a los demás como a sí mismo, al observar en los otros la rectitud, se alegra como si se tratara de su propio provecho. Vemos, pues, como esta ley de Dios abarca muchos aspectos.

REFLEXIÓN

La caridad multiforme en su virtuosa aparición y ejecución, logra la superación de los contrarios a esa virtuosidad, no por censura y represión, sino por algo positivo como es amar más que su contrario, como son la impaciencia, la envidia, la presunción, el engreímiento, la ambición, el egoísmo, la irritación, la malevolencia, el resentimiento, la injusticia, la mentira y otras. Porque si fuera un asunto de reprimir, para que no aparezcan, los cristianos serían los seres más sicopatológicos por la represión a la que se someten. Y amar más que lo contrario es lo que salva, aún como salud mental