lunes, 11 de julio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 15 de tiempo ordinario

Año Par

Isaías 1, 10-17



REFLEXIÓN

¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios?

Nos cuesta entender y aceptar que el Dios de la Palabra que interpela no está pidiendo ni esperando nada de nosotros. Es autosuficiente.

Que nos ame con locura no significa que nos incluye en una relación de dependencia sino más bien en una correspondencia de libertad.

Nuestra imagen y semejanza, difícil de aprender y aplicar, consiste además en la gratuidad y libertad de nuestro amar.

Buscar y exigir y prestarse a transacciones de interés egoísta nos distorsiona como sacramento de la existencia del Señor entre nosotros como salvador.

se me han vuelto una carga que no soporto más.

Quizá no hemos hecho suficiente conciencia de esta realidad de fastidio por parte del Señor ante la proliferación devocional de algunos creyentes, prometiendo cosas y menos a sí mismos: única ofrenda aceptable en memoria de Jesús de Nazareth.

Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda."

Si tanta algarabía de protesta por supuestos derechos de víctimas oprimidas estuviera fundamentada en este compromiso de buscar el derecho y la fraternidad, podríamos decir que se está densificando la presencia del reino. Pero algo nos dice que no todo es eso. También las alegadas víctimas, si no se purifican, actúan en forma egoísta.

Salmo responsorial: 49



REFLEXIÓN

tú que detestas mi enseñanza / y te echas a la espalda mis mandatos?

El dogma que estamos viviendo trata sobre la corrupción de toda autoridad. En consecuencia la desobediencia es virtud. Un argumento parecido a la serpiente del paraíso en el libro del Génesis.

Te acusaré, te lo echaré en cara

Después que pasa la borrachera, el trance de drogas, la enervación del sexo nos despertamos a la culpa de la conciencia, que a diferencia de la mórbida, nos pide cambio, no desesperación.

Mateo 10,34-11,1



REFLEXIÓN

"No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa

Una guerra sin cuartel en el seno de la sacrosanta familia. Como parece que se da actualmente con los ejemplos de familia alternativa.

Por qué? Porque la única familia que se sostiene y sostendrá hasta el fin es la del Padre, en la que todos somos hermanos.

Así que la familia tradicional no es el paradigma del reino sino en la medida que promueve la fraternidad en vez de la jerarquía.

La equivocidad de las palabras es un riesgo, porque en tiempos de Jesús la paz es un término imperial: Pax romana. Un proyecto político de dominación.

No era totalmente perjudicial, porque garantizaba estabilidad en las regiones bajo su tutela.

Pero se erigía sobre injusticias y crímenes. Para los judíos equivaldría a una imposición y un grave riesgo para su identidad religiosa y política.

Era un semillero de corrupción por la venalidad que sembraba en esa sociedad, con clases poderosas aliadas al imperio.

Resulta paradójico este dicho, por lo inerme de Jesús y los suyos.

La palabra eirene traduce una bendición judía de saludo que es la paz: prosperidad, bienestar, éxito, tranquilidad.

La palabra majairan además de daga para luchar, sirve para dividir en dos partes exactas, retribuir.

La palabra dijasai es dividir en trozos

Pero a diferencia de las espadas del imperio las de Jesús y su reino aluden a una lucha tan profunda que llega hasta la división de la familia, epítome de unidad.

los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí

Más que una situación de violencia de guerra parece un conflicto que Jesús provoca hasta en el seno familiar con la consecuente división. Nos enfrentaremos por causa de Jesús, lo que dijo y lo que hizo.

Lógicamente a la base del conflicto que divide se encuentra la división de criterios e interpretación sobre Jesús.

La paradoja de perder para hallar nos habla de la actitud de Jesús que se despoja de la jerarquía para servir como si fuera el de más abajo.

Porque el abajamiento se da en la calidad del servicio prodigado a nuestros hermanos, sobre todo los más vulnerables que casi no tienen esperanza de salvación.

 

y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro

Pensar que es más noble dar sin expectativa de reconocimiento es desconocer la dinámica de la Promesa de la Palabra desde que se comenzó a revelar.

Con su amor primero el Señor nos enseñó a tener expectativa de plenitud. Dar un vaso de agua al vulnerable, gesto simple de servicio, se transfigura por la promesa y cumplimiento de perfección que conlleva.

El peso de la buena obra legítima es eterno y bien vale la pena ese servicio.

Estamos en un texto que alude a instrucciones para la misión de sus seguidores.

Se puede entender un escenario de misión, con requisitos claros sobre actitudes a tener en cuenta.

No se trata de bienestar sino de conflicto que divide en trozos. En el foco no se trata de conservar la familia, lo más preciado, sino de preferir a Jesús, por quien son enviados.

En ese sentido es una cruz a cargar, una vida antigua que evitar.

Darle a estos pobres seguidores, así conflictuados por la misión, hasta un vaso de agua no quedará sin recompensa.

En conclusión seguir a Jesús es asumir un destino de profeta y su lucha, pero también conlleva su recompensa.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1546470016895393793?s=20&t=BhnqOXzRWw9BVFl5oxhExw

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Ambrosio Tratado sobre los misterios 8-11

¿Qué es lo que viste en el bautisterio? Agua, desde luego, pero no sólo agua; viste también a los diáconos ejerciendo su ministerio, al obispo haciendo las preguntas de ritual y santificando. El Apóstol te enseñó, lo primero de todo, que no hemos de fijarnos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; lo que se ve es transitorio, lo que no se ve es eterno. Pues, como leemos en otro lugar, desde la creación del mundo, las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, son visibles por sus obras. Por esto, dice el Señor en persona: Aunque no me creáis a mí, creed a las obras. Cree, pues, que está allí presente la divinidad. ¿Vas a creer en su actuación y no en su presencia? ¿De dónde vendría esta actuación sin su previa presencia? Considera también cuán antiguo sea este misterio, pues prefigurado en el mismo origen del mundo. Ya en el principio, cuando hizo Dios el cielo y la tierra, el Espíritu –leemos– se cernía sobre la faz de las aguas. Y si se cernía es porque obraba. El salmista nos da a conocer esta actuación del espíritu en la creación del mundo, cuando dice: La palabra del Señor hizo el cielo; el Espíritu de su boca, sus ejércitos. Ambas cosas, esto es, que se cernía y que actuaba, son atestiguadas por la palabra profética. Que se cernía, lo afirma el autor del Génesis, que actuaba, el salmista. Tenemos aún otro testimonio. Toda carne se había corrompido por sus iniquidades. Mi espíritu no durará por siempre en el hombre –dijo Dios–, puesto que es de carne. Con las cuales palabras demostró que la gracia espiritual era incompatible con la inmundicia carnal y la mancha del pecado grave. Por esto, queriendo Dios reparar su obra, envió el diluvio y mandó al justo Noé que subiera al arca. Cuando menguaron las aguas del diluvio, soltó primero un cuervo, el cual no volvió, y después una paloma que, según leemos, volvió con una rama de olivo. Ves cómo se menciona el agua, el leño, la paloma, ¿y aún dudas del misterio? En el agua es sumergida nuestra carne, para que quede borrado todo pecado carnal. En ella quedan sepultadas todas nuestras malas acciones. En un leño fue clavado el Señor Jesús, cuando sufrió por nosotros su pasión. En forma de paloma descendió el Espíritu Santo, como has aprendido en el nuevo Testamento, el cual inspira en tu alma la paz, en tu mente la calma.

REFLEXIÓN

En su clave de conocimiento, contextualizada por un pensamiento más inclinado a la invisibilidad y permanencia de las ideas, que a la brevedad de las sensaciones y lo corporal, los argumentos que se extraen de la Sagrada Escritura son suficientes para convencer nuestra docilidad y aceptación. Más aún si están acreditados por una tradición antecedente que se orienta en el mismo sentido. Así cada detalle puede recibir un valor que alegorice una realidad invisible.

Hay que reconocer que ese ciclo está en entredicho y bajo suspicacia, desde un contexto cada vez más radical que proviene de la ciencia y la tecnología de nuestro siglo XXI. No resulta tan evidente ni tan cómodo asirse a la argumentación ofrecida.