Viernes 18 de tiempo ordinario[i]
Nahún 2, 1. 3
1El destructor ha subido contra ti. Monta guardia en la fortaleza, Vigila
el camino; Fortalece tus lomos, Refuerza más tu poder.
2Porque el SEÑOR restaurará la gloria de Jacob Como la gloria de Israel,
Aunque devastadores los han devastado Y destruido sus sarmientos.
3El escudo de los valientes es rojo, Los guerreros están vestidos de
escarlata, Y de acero centelleante los carros Cuando están en formación, Y se
blanden las lanzas de ciprés.
3, 1-3. 6-7
1¡Ay de la ciudad sanguinaria, Toda llena de mentira y de pillaje, Que
nunca cesa en su rapiña!
2Chasquido de látigos, Ruido del crujir de ruedas, Galopar de caballos, Y
saltar de carros;
3Carga de caballería, Flamear de espadas, Fulgor de lanzas; Multitud de
heridos, Montones de muertos, Innumerables cadáveres; Tropiezan en los
cadáveres.
6Echaré sobre ti inmundicias, Te haré despreciable, y haré de ti un
espectáculo.
7Y sucederá que todo el que te vea Huirá de ti, y dirá: '¡Asolada está
Nínive! ¿Quién llorará por ella?' ¿Dónde te buscaré consoladores?"
COMENTARIO
el criminal no volverá a pasar por ti, pues
ha sido aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la gloria de
Israel; lo habían desolado los salteadores, habían destruido sus sarmientos.
En la escena internacional un profeta casi
desconocido desde el reino de Juda, el que queda de Israel, canta el señorío
del Señor sobre la historia.
Según la historia el imperio Asirio fue
entonces el más cruel y el profeta canta su caída, leyendo una acción favorable
de la Palabra.
Es lo que sucede en nuestros días a nivel
geopolítico, también dentro de nuestras fronteras, de nuestras sociedades, de
nuestras redes de relación, de familia, de trabajo, de amistad.
Porque en todos estos niveles sucede y se da
el dominio efectivo y el afán de dominio de unos sobre otros.
Unas veces adquieren tal fuerza que gemimos
por la aflicción que nos causan.
Entonces al liberarnos por lo que llamamos
azar, circunstancias favorables y demás, podemos reconocer una intervención del
Señor de la historia y dar gracias, porque hay Alguien más allá de todo, que
protege y ayuda.
Una convicción de esta clase aporta al
creyente un descanso básico, una esperanza sólida, una paciencia aquilatada,
porque saborea que el Señor anda cerca.
Interleccional: Deuteronomio 32
COMENTARIO
el Señor defenderá a su pueblo / y tendrá
compasión de sus siervos
Es
posible que nuestra responsabilidad engendre malos días cuyos efectos caigan
sobre nosotros, pero la esperanza del creyente consiste en esperar misericordia
más allá de la propia culpa, y según esto, esperar confiado mientras se da y se
padece la criba.
Mateo 16, 24-28
24Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: "Si alguien quiere venir en pos
de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que Me siga. 25"Porque el que quiera salvar su vida (su alma), la perderá; pero el
que pierda su vida (su alma) por causa de Mí, la hallará. 26"Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero
pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? 27"Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de Su Padre con
Sus ángeles, y ENTONCES RECOMPENSARA A CADA UNO SEGUN SU CONDUCTA.
28"En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí que no
probarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en Su reino."
COMENTARIO
El que quiera venirse conmigo, que se
niegue s sí mismo, que cargue con su cruz y me siga
Porque
cruz siempre hay, se quiera o no. Es mejor cargarla voluntariamente que ser
oprimido y arrastrado por su peso a pesar de nuestra rebeldía y protesta.
Es mejor
que ella se cargue, inspirados por un amor de seguimiento, que honra la entrega
de Jesús.
Y en
esas condiciones me siga: en una negación que es consecuencia de la entrega al
reino de Dios en toda su riqueza, diversidad y amplitud. Haciendo el bien con
discernimiento.
Ello
generará la cruz particular que hemos de cargar. Porque el hacer el bien con
discernimiento implica un tanto cuanto que inhibe el afectarse a nada que no
sea partícipe del designio del Padre.
el que la pierda por mí la encontrará
El
desgaste cotidiano por el Señor también cuenta para ir encontrando la vida.
Perder
por el reino es una contravía a la receta del éxito mundano: el esforzarse por
ser un ganador, no importa sobre cuántas cabezas.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo
entero, si arruina su vida?
Estamos
troquelados por el sistema capitalista de mercado. Somos por tanto sensibles a
ser considerados perdedores. Y nos esforzamos para ser siempre ganadores.
Un
sistema diferente, evangélico, nos plantea el reverso del anverso: ser
perdedores de la vida-concupiscencia y asumir la cruz produce ganancia. Es una
ganancia que se deja sentir desde ya.
De qué
me sirve recibir todo el reconocimiento y los recursos que anhelo si voy a
perder la vida? Es preferible no recibirlos.
pagará a cada uno según su conducta
Los
sicólogos y filósofos extreman su purismo cuando concluyen que lo perfecto
consiste en no esperar premio ni recompensa, porque eso es de niños, impuro e
imperfecto.
Pero el
Señor gusta que seamos como niños con Él. Incluso lo alaba Jesús cuando acoge
los niños. Porque a ellos no les da pena reconocer que le gustan los premios y
las recompensas.
Y el
Padre de Jesús lo ha enviado para que nos seduzca con la promesa de una vida
junto a él. No es posible no esperar por ello.
Es
preferible recibir su paga. La cual se barrunta, desde la sede de la verdad y convicción,
que vive dentro de nosotros y nos mantiene orientados.
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