Sábado 18 de tiempo ordinario[i]
Habacuc 1, 12-2, 4
12¿No eres Tú desde la eternidad, Oh SEÑOR, Dios mío, Santo mío? No
moriremos. Oh SEÑOR, para juicio lo has puesto; Tú, oh Roca, lo has establecido
para corrección.
13Muy limpios son Tus ojos para mirar el mal, Y no puedes contemplar la
opresión. ¿Por qué miras con agrado A los que proceden pérfidamente, Y guardas
silencio cuando el impío devora Al que es más justo que él?
14¿Por qué has hecho a los hombres como los peces del mar, Como reptiles que
no tienen jefe?
15A todos los saca con anzuelo el pueblo invasor, Los arrastra con su red Y
los junta en su malla. Por eso se alegra y se regocija,
16Por eso ofrece sacrificio a su red Y quema incienso a su malla, Pues
gracias a ellas su pesca es abundante, Y suculenta su comida.
17¿Vaciará, pues, su red Y seguirá matando sin piedad a las naciones?
comentario
¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi santo
Dios que no muere?
Desde
que entramos en la edad de la razón en cada uno, en su identidad irrepetible y
única, reconoce un absoluto que se mantiente en nosotros a través del tiempo de
la memoria.
Las
circunstancias históricas de cada cual van dando oportunidad a un conocimiento
más preciso y profundo de esa identidad, frente a la cual no nos podemos
esconder.
La única
forma de intentar desvalorizarlo es negando su existencia y atribuyéndonos su
proyección, pero con duda, porque no todo se explica así a lo largo de nuestra
existencia.
Sucede
como con el sueño que soñamos, que en su vivez confundimos con la realidad, y
si no dudamos.
Al menos
tu tema está presente en nuestro menú casi todos los días, cada vez más
frecuente en la vejez. Una curva esperada? Algo normal cuando se presiente
cercano el fin? No lo sabemos.
Pero es
un gozo misterioso saber que estás
persistentemente con nosotros y ni las frustraciones que sentimos sobre
la escucha de las plegarias nos convencen de irnos y dejarte.
Mejor
contigo que sin ti. Es cierto que no cesa la esperanza de los favores. Pero
también hay algo-amor?- sobre tu persona y nuestra relación.
no puedes contemplar la opresión
En
alguna forma desencadenas la liberación y más nos vale formar parte de ello.
qué responde a mis quejas
Estamos
de centinela todo los días para ver cómo respondes a las quejas y anhelos,
suspiros y miedos.
La visión espera su momento, se acercará su
término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El
injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe
El
injusto no tiene noción del tiempo porque siente que pasa muy rápido para
disfrutar su gloria inicua.
El justo
porque espera en su fe, sabe descifrar el tiempo y vive en la serenidad del que
sabe que el Señor viene.
La fe
que me pides para ser justo es esperar que lo retrasado llegará sin retrasarse.
La fe
que nos pides para ser justo es: esperar que lo “retrasado” llegará sin
retrasarse.
Salmo responsorial: 9
comentario
Confiarán en ti los que conocen tu nombre
Los que
recurren a la identidad íntima y única del Señor en nosotros.
no olvida los gritos de los humildes
Por eso
los humildes saben esperar su venida.
Mateo 17, 14-20
14Cuando llegaron a la multitud, se acercó a Jesús un hombre, que
arrodillándose delante de El, dijo: 15"Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre
terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16"Lo traje a Tus discípulos y ellos no pudieron curarlo." 17Jesús respondió: "¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo
estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo acá." 18Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado
desde aquel momento.19Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron:
"¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?" 20Y El les dijo: "Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo
que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: 'Pásate de aquí
allá,' y se pasará; y nada les será imposible.
comentario
"¡Gente sin fe y perversa! ¿Hasta
cuándo os tendré que soportar? Traédmelo".
Porque
si el solicitante no tiene fe que podrá hacer por él el Señor Jesús?
Hemos de
reconocer que se trata de un dicho extraño, alejado de la imagen que nos viene
del conjunto del evangelio.
No
sabemos a quiénes le dedica esta recriminación e impaciencia: a los que piden
favores y curaciones, o a los discípulos que no logran hacer lo que se les ha
enseñado.
En
cualquiera de las situaciones estaríamos en cierto acuerdo con la impaciencia
de Jesús, porque es mentira que el apóstol humanamente se encuentre
ilimitadamente dispuesto a servir.
Y así
entendemos que seguirlo haciendo es un don y fuerza del Señor, que se sigue
compadeciendo de su pueblo.
Igualmente
se dan trazas de cansancio y desgaste en el cuerpo apostólico que no hace
siempre en congruencia lo que debe.
Sin
embargo la misión apostólica se mantiene como don del Señor a su Iglesia.
Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel
momento se curó el niño.
En el
cielo histórico de la antigüedad lo bueno y lo malo se lo repartían ángeles y
demonios. Jesús no era una excepción de su tiempo. Pero su lucha era teológica
más que científica y actuaba contra el poder detrás de todo que entorpecía, y
lo sigue haciendo, el avance del Reino desde el Génesis.
Seremos
tan diferentes en nuestro propio cielo histórico atribuyendo causalidad a
virus, bacterias y tumores.? Por qué no nos atrevemos a ir más allá?
En un
campo de batalla convencional o electrónico, las líneas de fuego no son las
únicas que causan bajas. Detrás están los estrategas. Sólo que en el campo de
batalla de nuestra fe nos la jugamos por un solo estratega por encima de todos,
que avanza con nosotros hasta la consumación de la historia.
Y si es
uno solo por qué permite que haya batalla y no paz definitiva? Enfrentemos el
enigma con humildad y encontremos razones de conveniencia, aunque la verdad
completa no la sabremos sino hasta el final. Por lo pronto es bueno confiar en
el único absoluto que reconocemos.
"¿Y por qué no pudimos echarlo
nosotros?" Les contestó: "Por vuestra poca fe. Os aseguro que si
fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que
viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible
Cuándo
un cuerpo apostólico puede ufanarse de vivir una fe como grano de mostaza?
Nunca!
Este es
el motivo fundamental para orar con humildad, para que asista nuestra fe mucho
más pequeña que esa semilla.
Jesús no
cesaba en su oración, a pesar de cosechar éxitos resonantes en sus
intervenciones.
Algo nos
querrá decir con eso.
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