jueves, 26 de agosto de 2021

BEATO CARLO

BEATO CARLO


Le hacen nuevos estudios y al día siguiente cuando vamos a retirarlos sale la médica con una sonrisa y nos dice que es un milagro porque era como si nunca hubiera tenido la enfermedad. Hoy vinimos a dar gracias por esa intercesión porque mi hijo tiene que hacer una vida normal como cualquier chico con los cuidados necesarios"
, agregó Carlos
 
De las instrucciones de san Columbano, abad
(Instrucción 13, Sobre Cristo, fuente de vida, 2-3: Opera, Dublín 1957, pp. 118-120)

TÚ, SEÑOR, ERES TODO LO NUESTRO

Hermanos, seamos fieles a nuestra vocación. A través de ella nos llama a la fuente de
la vida aquel que es la vida misma, que es fuente de agua viva y fuente de vida eterna,
fuente de luz y fuente de resplandor, ya que de él procede todo esto: sabiduría y vida, luz
eterna. El autor de la vida es fuente de vida, el creador de la luz es fuente de resplandor.
Por eso, dejando a un lado lo visible y prescindiendo de las cosas de este mundo,
busquemos en lo más alto del cielo la fuente de la luz, la fuente de la vida, la fuente de
agua viva, como si fuéramos peces inteligentes y que saben discurrir; allí podremos beber
el agua viva que salta hasta la vida eterna.
Dios misericordioso, piadoso Señor, haznos dignos de llegar a esa fuente. En ella podré
beber también yo, con los que tienen sed de ti, un caudal vivo de la fuente viva de agua
viva. Si llegara a deleitarme con la abundancia de su dulzura, lograría levantar siempre mi
espíritu para agarrarme a ella y podría decir: "¡Qué grata resulta una fuente de agua viva
de la que siempre mana agua que salta hasta la vida eterna!"
Señor, tú mismo eres esa fuente que hemos de anhelar cada vez más, aunque no
cesemos de beber de ella. Cristo Señor, danos siempre esa agua, para que haya también
en nosotros un surtidor de agua viva que salta hasta la vida eterna. Es verdad que pido
grandes cosas, ¿quién lo puede ignorar? Pero tú eres el rey de la gloria y sabes dar cosas
excelentes, y tus promesas son magníficas. No hay ser que te aventaje. Y te diste a
nosotros. Y te diste por nosotros.
Por eso, te pedimos que vayamos ahondando en el conocimiento de lo que tiene que
constituir nuestro amor. No pedimos que nos des cosa distinta de ti. Porque tú eres todo lo
nuestro: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salvación, nuestro alimento, nuestra bebida,
nuestro Dios. Infunde en nuestros corazones, Jesús querido, el soplo de tu Espíritu e
inflama nuestras almas en tu amor, de modo que cada uno de nosotros pueda decir con
verdad: "Muéstrame al amado de mi alma, porque estoy herido de amor".
Que no falten en mí esas heridas, Señor. Dichosa el alma que está así herida de amor.
Ésa va en busca de la fuente. Ésa va a beber. Y, por más que bebe, siempre tiene sed.
Siempre sorbe con ansia, porque siempre bebe con sed. Y, así, siempre va buscando con
amor, porque halla la salud en las mismas heridas. Que se digne dejar impresas en lo más
íntimo de nuestras almas esas saludables heridas el compasivo y bienhechor médico de
nuestras almas, nuestro Dios y Señor Jesucristo, que es uno con el Padre y el Espíritu
Santo por los siglos de los siglos. Amén.

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