Miércoles 17 de tiempo ordinario
Jeremías 15, 10. 16-21
REFLEXIÓN
Te me has vuelto arroyo engañoso, de aguas inconstantes.
Se
anuncia la nueva libertad para el creyente que todo lo espera del Señor: una
amistad en la que caben los reproches y la amargura contra Dios.
Nos
enfrentamos con el misterio de la persona, en este caso el Misterio absoluto y
totalmente Otro, que nos rebasa y no comprendemos casi nada.
Pero no
obstante amamos ese Misterio y Persona y nos abrimos a su abismo de novedad y
sorpresa, manteniendo la confianza como el el peso que nos ancla.
Que ellos
se conviertan a ti, no te conviertas tú a ellos. Frente a este pueblo te pondré
como muralla de bronce inexpugnable; lucharán contra ti y no te podrán, porque
yo estoy contigo para librarte y salvarte -oráculo del Señor-. Te libraré de
manos de los perversos, te rescataré del puño de los opresores."
La
misión que sirve a los intereses del Señor mantiene al enviado de pie, no por
su fuerza sino por la gracia del que envía.
En
nuestro tiempo no es de buen gusto atribuirnos tan poco protagonismo en la
definición del rumbo de las cosas.
Es el
tiempo del superhombre nietzcheano, no del débil cristiano, que como Pablo de
Tarso se considera fuerte por su debilidad.
Es el
nuevo dogma que se respira y la nueva escala de valores con la que se decide.
Por eso
la cruz sigue siendo la oportunidad de descubrir un horizonte alternativo y
rasgar el Misterio del absoluto.
Salmo responsorial: 58
REFLEXIÓN
Estoy velando contigo, fuerza mía,
Los
momentos de prueba son como la vela de armas, en las novelas de caballería de
la Edad Media.
Ese rito
fue ridiculizado y relativizado por don Quijote: un iluso desfasado de su
tiempo, que aún velaba armas creyendo estar llamado a rescatar a su dama.
Los
creyentes y seguidores de Jesús de Nazareth igualmente velan y oran para que la
siembra no termine con más mala hierba que grano, y cada momento de vela es
apocalíptico porque descubre las estrategias del anti-reino.
Vivir la
fe a conciencia es participar en ese combate final contra las tinieblas.
Mateo 13, 44-46
REFLEXIÓN
"El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido
en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va
a vender todo lo que tiene y compra el
campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas
finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra."
Se
requiere en la construcción del reino una actitud semejante a la del
emprendedor: audacia para asumir riesgos.
Eso
somos los creyentes y más vale serlo con lucidez: personas que apostamos por un
valor y decidimos correr el riesgo. Nos estamos jugando la vida definitiva.
El Reino
es comparado con un encuentro inesperado de una realidad muy valiosa por la que
vale la pena invertir fuertemente.
Es como
una oportunidad propicia para beneficiarse notablemente. Es un encuentro que
difícilmente se puede despreciar.
Un
encuentro así implica para quien lo experimenta saber que se trata de una realidad
que vale la pena el riesgo y el esfuerzo.
Por lo
tanto implica una capacidad de apreciar el valor de la realidad que
encuentra.Implica un cierto conocimiento del valor y su aprecio de esa
realidad.
Es un
encuentro que impulsa a cualquier sacrificio con tal de obtener ese valor
apreciado.
El Reino
se parece al encuentro de un bien altamente significativo y que vale la pena y
que merece se le entreguen todas las energías para conseguirlo.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1552254257331847168?s=20&t=tLZ3jQzHtgylActjdJsjuw
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