sábado, 13 de agosto de 2022

EJERCICIOS ESPIRITUALES

 


PRIMERA-SEMANA
[23] PRINCIPIO Y FUNDAMENTO.

El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.

REFLEXIÓN

 [23] El ser humano, hombres y mujeres, con inclusión de sus diversidades, es criatura y no se hace a sí mismo. Definitivamente es posicionado por el Misterio de Dios como creador, se represente como se prefiera esta autoría. Y además tiene una misión: corresponderle tal cual se corresponde a su Misterio, con reverencia y servicio, lo cual denota un código de conducta propio de una corte, referente propio del Ignacio cortesano. La finalidad de la misión es la propia de una persona viviente, creyente y amante: salvar el alma. Una clave particular de la espiritualidad medioeval influída de antropología griega y tomista: el alma es inmortal.

Se establece un ordenamiento jerarquizado en el conjunto de la realidad, a disposición del ser humano como ayuda, como colaboración para el logro de la meta. El ordenamiento no avala una dominación ni un abuso sino colaboración en orden a la salvación del alma. Este concepto necesita un ajuste que tome en cuenta la corporalidad y la mundanidad, como partícipes de esa salvación. Ajuste que por otro lado se encuentra ya en la Palabra de Dios, donde se plantea la liberación de la opresión y el pecado de la creación y en el mensaje del resucitado glorificado, sobre la salvación integral del ser humano: cuerpo, alma y espíritu.

Se desprende una aplicación práctica de comportamiento orientado al fin de salvar el alma, el ser humano, la persona, la creación, la realidad. Se trata del criterio ético fundamental del Tanto Cuanto. El uso de todo está regido por el tanto cuanto. Un uso discrecional o discreto. No un abuso. O un evitar de lo que no ayuda. Esta regla fundamental es la arena de lucha del ser humano, para corresponder al Creador y conquistar la otra orilla.

Aplicar el Tanto Cuanto requiere una actitud, una disposición, una tendencia, un desapego, como condición sine qua non: hacernos indiferentes en aquello que podemos elegir y no se encuentra mandado, como los Mandamientos de la ley de Dios. Frente a lo que podríamos elegir: salud o enfermedad, riqueza o pobreza, honor o deshonor, vida larga o corta, etc. inicialmente se nos pide apertura, libertad, no condición previa, excepto lo más conducente a la salvación. Se puede entonces contar con un programa vitalicio y que aporta un sentido profundo a la existencia, para el cual debemos ejercitarnos. He aquí el por qué y para qué de los Ejercicios Espirituales en clave ignaciana. Construir una existencia en diálogo ininterrumpido con el Señor, buscando su querer.


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