BEATO CARLO
“Estar siempre unido a Jesús, ese es mi proyecto de vida”,
SAL 146(145)
seres de
polvo que no pueden salvar; / exhalan el espíritu y vuelven al polvo
Solo debemos dejarnos del Señor, Espíritu que puede salvar y
alejarnos de la dependencia de los seres de polvo, que no pueden salvar.
Cuando en la tradición de la Iglesia, la comunidad, a través de los
siglos, ha madurado la fe en Jesús de Nazareth, como hijo unigénito del Padre,
y ha confesado su cualidad divina, más
que categorías culturales griegas, expuso una iluminación vital para la
existencia humana: creer que alguien de carne y hueso era portador de una
salvación definitiva y radical para la angustia humana.
Más que Jesús que sana, es
Jesús Vida Nueva a quien confesamos, desde lo profundo de nuestra fe.
Dichoso
a quien auxilia el Dios de Jacob, / el que espera en el Señor, su Dios
La dicha es definida por algún diccionario como ausencia de
tropiezo.
No así con la dicha que proviene del esperanzado en el
Señor, porque se da incluso en la pobreza.
Esto no significa hacer las paces con la injusticia y
soportar resignadamente su victimización.
Porque la dicha del Señor en
medio de la pobreza moviliza las fuerzas personales y colectivas para cambiar
la situación por vías pacíficas, al estilo de Jesús.
Él
mantiene su fidelidad perpetuamente, él hace justicia a los oprimidos, él da
pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.
Un régimen que se orienta a esto es de apoyar y aplaudir.
Pero si la apariencia de bien solidario es una pantalla que esconde
un nuevo género de explotación?
Si lo que se promueve es la revancha, el odio al hermano, el
desquite y las medidas que atentan contra la dignidad de la persona?
Hay que creer y esperar, que vivir y participar en el
acompañamiento del oprimido es exponerse a la intervención justiciera del Señor
por formas inéditas.
Conviene por tanto estar
alerta y abrir los ojos
La justicia del Señor tal como nos la revela la Palabra, no se
reduce a un desquite, de manera que el que estaba abajo pasa a estar arriba, en
venganza de sus antiguos opresores.
Tal parece que, aun dispensadores de la Palabra, se empantanan en
un esquema de la revolución sangrienta o no, que da paso a un cambio social en
el que campea el resarcirse.
La justicia del Señor implica más allá de eso, y a pesar de eso,
una experiencia de familiaridad con el Señor que pone en efecto un reino de
fraternidad y buena voluntad.
Hemos de saludar con esperanza los cambios sociales, pero con
discernimiento, para que no se conviertan en meros desquites, y hemos de
alegrarnos por toda iniciativa de pacificación, pero con vigilancia, para que
no sean subterfugios de más impunidad.
La cautividad de la falta de salud de algún tipo, física o mental,
es una dura cruz en la existencia de muchos, por los dolores y limitaciones que
acarrea, y la dependencia en la que postra a las víctimas enfermas.
Ese activismo no tolera que no se le escuche.
Aunque el clamor nos incomode.
El Señor abre los ojos al ciego
La verdad profunda y auténtica del Señor y para la cual necesitamos
sanación de nuestra ceguera, sólo podemos lograrla con docilidad del corazón,
superando la contumacia que nos encierra en la dureza de nuestro exclusivo
interés.
Tú estás por los más débiles y desafortunados para levantar y
erguir, para dignificar y transformar.
Somos tus colaboradores y tú eres el diseñador.
Todos son ejemplos y prototipos de personas con algún grado de
vulnerabilidad y dependencia, de quienes se presume una esperanza acuciante y
viva por lograr la plenitud del bien, que aún no llega.
Sustenta
al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados
Hay que alzarse generosamente por encima de los derechos propios
lastimados, para apreciar que la justicia llega a otros más débiles y
largamente ultrajados.
El Señor
reina eternamente
Un reinado es un dominio efectivo, absoluto pero benéfico. Un orden
de cosas y circunstancias que favorecen valores éticos de fraternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario