San Gregorio Magno Tratados morales
sobre Job 29,2-4
Con razón se designa con el nombre de
amanecer o alba a toda la Iglesia de los elegidos, ya que el amanecer o alba es
el paso de las tinieblas a la luz. La Iglesia, en efecto, es conducida de la
noche de la incredulidad a la luz de la fe, y así, a imitación del alba,
después de las tinieblas se abre al esplendor diurno de la claridad celestial.
Por esto, dice acertadamente el Cantar de los cantares: ¿Quién es ésta que se
asoma como el alba? Efectivamente, la santa Iglesia, por su deseo del don de la
vida celestial, es llamada alba, porque, al tiempo que va desechando las tinieblas
del pecado, se va iluminando con la luz de la justicia.
REFLEXIÓN
La pedofilia de los
ministros ordenados y los religiosos consagrados se ha convertido en el gran
escándalo del siglo XXI, porque es el que ha hecho tropezar a los dignatarios
de la iglesia católica, y cubierto de vergüenza a su cabeza visible. Y la
Iglesia santa pecadora, ha tenido que aceptar que la justicia del mundo haga lo
que la fe no ha podido. Tristemente. Estamos de luto y dolor.
Pero, además, si consideramos la
naturaleza del amanecer o alba, hallaremos un pensamiento más sutil. El alba o
amanecer anuncian que la noche ya ha pasado, pero no muestran todavía la
íntegra claridad del día, sino que, por ser la transición entre la noche y el
día, tienen algo de tinieblas y de luz al mismo tiempo. Por esto, los que en
esta vida vamos en seguimiento de la verdad somos como el alba o amanecer,
porque en parte obramos ya según la luz, pero en parte conservamos también
restos de tinieblas. Se dice a Dios, por boca del salmista: Ningún hombre vivo
es inocente frente a ti. Y también está escrito: Todos faltamos a menudo. Por
esto, Pablo, cuando dice: La noche está avanzada, no añade: «El día ha
llegado», sino: El día se echa encima. Al decir, por tanto, que, después de la
noche, el día se echa encima, no que ya ha llegado, enseña claramente que nos
hallamos todavía en el alba, en el tiempo que media entre las tinieblas y el
sol.
REFLEXIÓN
Nada es absoluto por
ahora. El peregrinaje continúa, el proceso sigue. Pero como el alba, confiamos
que vamos hacia la plenitud de luz, aunque las tinieblas no se hayan marchado
totalmente. No se puede bajar la guardia, no se puede jactar de victoria, con
triunfalismo, excepto para agradecer al Señor su intervención misericordiosa.
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