Jueves, XXXI semana
San
Cirilo de Jerusalén Catequesis 5, Sobre la fe y el símbolo 12-13
Al
aprender y profesar la fe, adhiérete y conserva solamente la que ahora te
entrega la Iglesia, la única que las santas Escrituras acreditan y defienden.
Como sea que no todos pueden conocer las santas Escrituras, unos porque no
saben leer, otros porque sus ocupaciones se lo impiden, para que ninguna alma
perezca por ignorancia, hemos resumido, en los pocos versículos del símbolo, el
conjunto de los dogmas de la fe. Procura, pues, que esta fe sea para ti como un
viático que te sirva toda la vida y, de ahora en adelante, no admitas ninguna
otra, aunque fuera yo mismo quien, cambiando de opinión, te dijera lo
contrario, o aunque un ángel caído se presentara ante ti disfrazado de ángel de
luz y te enseñara otras cosas para inducirte al error. Pues, si alguien os
predica un Evangelio distinto del que os hemos predicado –seamos nosotros
mismos o un ángel del cielo–, ¡sea maldito! Esta fe que estáis oyendo con
palabras sencillas retenedla ahora en la memoria y, en el momento oportuno,
comprenderéis, por medio de las santas Escrituras, lo que significa exactamente
cada una de sus afirmaciones. Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe
no lo han compuesto los hombres según su capricho, sino que las afirmaciones
que en él se contienen han sido entresacadas del conjunto de las santas
Escrituras y resumen toda la doctrina de la fe. Y, a la manera de la semilla de
mostaza, que, a pesar de ser un grano tan pequeño, contiene ya en sí la
magnitud de sus diversas ramas, así también las pocas palabras del símbolo de
la fe resumen y contienen, como en una síntesis, todo lo que nos da a conocer
el antiguo y el nuevo Testamento. Velad, pues, hermanos, y conservad
cuidadosamente la tradición que ahora recibís y grabadla en el interior de
vuestro corazón.
COMENTARIO
El origen
social del credo: ayuda para que los analfabetos recuerden las verdades de la
salvación, sería hoy quizás menospreciado por una cultura urbana de alfabetos,
muchos más bien funcionales. Porque señalaría que debieron enseñar a todos a
leer, y no mantenerlos en su ignorancia.
La reforma luterana dio ese paso de democratizar la biblia a todo el que
pudiera leer, y sirvió como instrumento para aprender a leer mil años después.
Se dice pronto, pero en ese tiempo la evolución humana europea sobre todo fue evolucionando
de menos a más. Y nosotros desde nuestro más juzgamos desdeñosamente el menos,
sin ubicarnos en las circunstancias reales y las dificultades concretas del
tiempo. Pero la evangelización ha ido dando y lo seguirá dando, pasos hacia su
transmisión según los tiempos, porque está guiada por el Espíritu Santo más que
por generaciones evolutivamente sabias
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