viernes, 29 de noviembre de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA



 

Del comentario de San Cirilo de Alejandría, sobre el libro del profeta Isaías
(Lib 5, t. 1: PG 70, 1151-1155)
Ha aparecido Cristo, nuestra paz


Nosotros, que hemos sido llamados por él, hemos conocido su gloria; y no

nos acercamos a Cristo, Salvador y juez universal, como a un hombre, pues,

aunque la Palabra se hizo carne, creemos no obstante que es Dios por naturaleza y que, nacido de Dios Padre por modo misterioso, está sobre toda criatura, resplandece rutilante sobre el supremo solio, domina sobre todos y tiene una mano derecha fortísima, capaz de conservar fácilmente bajo su dominio a quienes quisiere, y nada absolutamente puede superar o elevarse, por así decirlo, sobre su poder.

Pero Israel no lo comprendió así. Convivieron con él como con cualquiera

semejante a nosotros y no como con Dios hecho hombre. Por eso le dijeron en

cierta ocasión: ¿Quién eres tú? y ¿por quién te tienes? Y también: No te

apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un

hombre, te haces Dios. En cambio —dice él— los que fueren llamados al

conocimiento de la verdad contemplarán mi gloria, pues yo, el que hablaba por

los profetas, aquí estoy.

En efecto, el Señor Dios se nos ha aparecido, como está escrito: En distintas

ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres

por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que

ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las

edades del mundo. En este texto hay que subrayar lo siguiente: que Dios Padre

esencialmente ha creado todas las cosas por medio del Hijo y por su medio nos

ha hablado a nosotros en estos últimos tiempos: pero no como si él fuese otro

hijo según la carne, nacido de una mujer, sino que el Verbo es el único Hijo

encarnado en razón de la humanidad asumida, que es además el creador de las

edades del mundo.

Pero ha aparecido Cristo, nuestra paz, que ha removido el obstáculo del

pecado y nos ha reconciliado con el Padre, uniéndonos a él: y por él

efectivamente tenemos acceso al Padre. Que es como si dijera: lo mismo que si

viniera alguien veloz y rápido con la noticia de que los enemigos han sido

cogidos prisioneros, anunciase la paz y proclamase la buena noticia, así se

presentó en el mundo encarnado el Salvador de todos, y fue constituido

mediador de paz ante Dios Padre, después de haber eliminado a Satanás y haber

quitado de en medio a todos sus satélites; y como quiera que urge el tiempo en

que todos cuantos lo desean pueden participar de todos los bienes, él está

siempre cerca de los que creyeron en él y que gustan y secundan las cosas de

Cristo, a fin de poder llegar a participar plenamente de las gracias celestiales y

ser colmados de toda buena esperanza: de hecho, el Salvador es rico en toda

clase de bienes.


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