sábado, 30 de noviembre de 2024

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

                             

EL TRABAJO DE LA ORACIÓN PARA DA FORMA A LA UNIÓN CON EL ESPÍRITU


De las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san

Juan

(Homilía 19,1: PG 59,120-121)

Hemos encontrado al Mesías


Andrés, después de permanecer con Jesús y de aprender de él muchas

cosas, no escondió el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en

busca de su hermano, para hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate

en lo que dice a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, que significa

Cristo. ¿Ves de qué manera manifiesta todo lo que había aprendido en tanbreve espacio de tiempo? Pues, por una parte, manifiesta el poder del

Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y, por otra, el interés y la

aplicación de los discípulos, quienes ya desde el principio se preocupaban

de estas cosas. Son las palabras de un alma que desea ardientemente la

venida del Señor, que espera al que vendrá del cielo, que exulta de gozo

cuando se ha manifestado y que se apresura a comunicar a los demás tan

excelsa noticia. Comunicarse mutuamente las cosas espirituales es señal

de amor fraterno, de entrañable parentesco y de sincero afecto.

Pero advierte también, y ya desde el principio la actitud dócil y

sencilla de Pedro. Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el

evangelio. Pero que nadie lo acuse de ligereza por aceptar el anuncio sin

una detenida consideración. Lo más probable es que su hermano le

contase más cosas detalladamente, pues los evangelistas resumen muchas

veces los hechos, por razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro

creyera al momento, sino que lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que

del mismo Jesús aprendiera todas las cosas. Pues había también otro

discípulo que tenía los mismos sentimientos.

Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y: Bautiza con

Espíritu Santo, deja que sea Cristo mismo quien exponga con mayor

claridad estas verdades, mucho más hizo Andrés, quien, no juzgándose

capaz para explicarlo todo, condujo a su hermano a la misma fuente de la

luz, tan contento y presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en

acudir a ella.


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